Capítulo 2: No witness

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Después de varias rondas de sexo los dos amantes terminaron agotados y envueltos en las elegante sábanas, Saint puso la cabeza sobre el pecho desnudo de su amante, sus dedos acariciaban aquella firme piel de tonalidades blancas, hacer círculos en los pectorales mientras monta su pierna y causa que sus muslos rozen, le fascina el olor que desprende de ese cuerpo, es un tono tropical y refrescante siempre ha creído que ese aroma va muy bien con la personalidad de su nuevo guardaespaldas.

—¿Me dirás la verdadera razón por la que tu estas aquí? —Le cuestionó con un falso tono de orden mientras sus dedos continuaban jugando sobre esos pectorales que se contraen con la respiración.— No me creo eso de que estés aquí por tus heridas, que son más que falsas.

Saint llevo los labios a ese pecho para saborear cada pedazo de piel a su alcance, le fascinaba ese cuerpo, sus brazos fornidos, su amplia espalda y la manera que se contraen sus músculos ante cada movimiento, cuando era más joven solía pasar horas expiando sus movimientos en el gimnasio, durante los duelos de Taekwondo que sostenía con sus amigos. Tenía 18 años cuando se tocó por primera vez pensando en él, no dejaba de llamarlo mientras se imaginaba aquella figura llena de músculos sobre su cuerpo.

—No es algo que deba preocuparte pero entenderás que seré más estricto en los protocolos de seguridad.—Le contestó mientras hundía sus dedos en aquel cabello de tonalidades chocolate oscuro. — Escuche que este fin de semana tienen planeado ir a Phuket.

—Si, es el cumpleaños de Earth y quiere hacer una mega fiesta en su casa de la playa.— Contestó llevando sus labios al cuello del mayor, su fascinación siempre fue esa manzana de Adán.— Espero prepares tu mejor traje de baño.

Zee detuvo los besos para sujetar las muñecas del menor y colocarse encima de él, lo arrinconó en las cama para dibujar una mediana sonrisa, acercó su nariz a ese cuello para absorber el aroma a palomitas de maíz acarameladas, hasta ahora no entendía por que siempre que estaba a su lado le llegaba un dulce olor a comida, quizá era porque aquellos deliciosos alimentos le estaban prohibidos así como su relación con el menor del clan MingEr. Aunque no estaba seguro si a eso se le podría llamar relación.

Zee se encontraba frente a una pared repleta de pantallas que mostraban las diferentes secciones de la mansión, a su lado estaba parado un hombre de traje, le dirige algunas instrucciones mientras buscaba los puntos ciegos de las cámaras

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Zee se encontraba frente a una pared repleta de pantallas que mostraban las diferentes secciones de la mansión, a su lado estaba parado un hombre de traje, le dirige algunas instrucciones mientras buscaba los puntos ciegos de las cámaras. Zee nunca se considero una persona muy lista, obviamente no era un estúpido sino que se consideraba dentro del rango normal, desde que era pequeño descubrió una fortaleza que el resto no tenía, cuando se propone en alcanzar un objetivo sin importar los contratiempos o lo que otras personas dijeran lo lograba. Sus amigos continuamente lo comparaban con un rinoceronte capaz de destruir todo a su paso hasta alcanzar su meta.

—¿En verdad crees que se atrevan atacar? —La voz de Mark obligó a Zee a girarse, vio a su compañero ingresas a la habitación con las manos metidas en los bolsillos.—Max y Yibo llevan años protegiendo la identidad de su hermano menor es casi imposible que alguien sepa de él o de su ubicación.

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