Capítulo 1.

32.7K 1.6K 397
                                    

Me volteo quedando boca arriba dejando el celular aun lado. Estar acostada mirando Netflix o Dramas coreanos en internet es lo mejor de mis mañanas, es cuando estoy más tranquila y sola, bueno, acompañada de kira, que se encuentra al lado mío. Suelta un gruñido por el movimiento que hice, logrando que su sábana corta celeste se mueva un poco más abajo, casi destapándola.

Deja escapar un ronroneo cuando acaricio su pelaje naranja con blanco, ella es un gato persa, la adopte hace dos años. Fue difícil adaptarse, con ayuda de especialistas pudimos lograr que confié en nosotros, más en mí porque es mi responsabilidad. La encontré cuando estaba saliendo del instituto, al aproximarme la vi acurrucada en una caja con suciedad y rota. No sé quién fue capaz de dejarla en ese estado y más un día lluvioso. Hay personas que no poseen corazón, sé que a veces suceden estas cosas por el trabajo, los niños o hay problemas económicos, pero eso no quiere decir que los dejen a su suerte. Existen refugios.

—Ya, ya gruñona. Hay que levantarse.

Maúlla en negación. Niego con la cabeza. Me siento en la cama y estiro mis brazos. Tomaré una ducha y me pondré a realizar las tareas que dejé sin terminar ayer. Pongo los pies en el suelo y caminó hacia el baño, ingreso sintiendo las baldosas frías en mis pies, me empiezo a quitar el pijama que tengo puesto y una vez desnuda entró a la ducha.

Al cabo de minutos ya me encuentro cambiada y preparada para ir al trabajo. Por la ventana de mi habitación pude ver que el día está soleado y cálido. A juego con mi vestimenta, llevo puesto un pantalón de campana con una remera color beige y unas zapatillas Nike blancas.

Sentada frente al tocador, enciendo las luces que están alrededor del espejo para poder maquillarme, aquí tengo colocado todo lo que necesito, y ordenado.

Están mis perfumes, accesorios y no puede faltar mi crema hidratante con protección solar y mi crema corporal de vainilla. Tomó un bálsamo rosa con brillo y me lo aplico haciendo que mis labios se vean mejor. Lo utilizo a diario para mantenerlos hidratados. Antes se resecaban mucho, pero ahora se ve un cambio bastante grande. No suelo maquillarme seguido, más bien lo hago cuando tengo un evento importante o una salida con mis padres. Por lo que opto solo en el labial, me echo mi perfume de lavanda y el cabello me lo dejo suelto, ya que está todavía húmedo.

Miro la hora en mi celular. Aún tengo tiempo para desayunar o quizás me prepare un café en mi vaso térmico y caminé hasta la tienda, aprovechando de que me queda a solo cinco cuadras de donde vivo.

Me pongo de pie saliendo de la habitación, no sin antes darle un beso a Kira y avanzó por el pasillo yendo hacia la cocina. La casa de mis padres tiene un estilo a campo en el interior, por fuera es más sencilla, solo está pintada de blanco con algunas plantas de mi papá a su alrededor, están por remodelarla con piedras decorativas, eso sí, cuando se tenga el dinero juntado.

En el interior se puede encontrar un pasillo largo donde están las habitaciones, al fondo está la de mis padres, después viene el baño para los invitados, mi pieza y la de Theo, pero él se mudó hace tres meses y mi mamá la utiliza para su estudio de arte.

Tiene pinturas por todos lados, un mueble lleno de lápices, pinceles de distinto tamaño y grosor, lienzos, también se puede encontrar una lámpara grande en el techo para tener una buena iluminación, aunque mayormente deja una de las ventanas abierta y la otra corre la cortina a un lado. Es su espacio privado.

Siguiendo el recorrido, al girar a la derecha nos topamos con la sala donde está ubicado un sillón grande marrón oscuro con almohadas esponjosas de color café, de frente se halla una mesa circular del mismo color con algunos adornos que compro mi madre. Al fondo tenemos repisas flotantes y cuadros de pintores conocidos, como Xull Solar o Eugenia Sarmiento, ambos son pintores Argentinos. Además, de un par de libros colocados en el mueble debajo del Módem y del teléfono de línea.

Mi Dulce CasualidadWhere stories live. Discover now