Uno

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A pasos suaves pero agigantados se deslizaba por los extensos pasillos de la sala directamente a su cuarto con el único objetivo de no ser descubierta por su abuela

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A pasos suaves pero agigantados se deslizaba por los extensos pasillos de la sala directamente a su cuarto con el único objetivo de no ser descubierta por su abuela.

¿La razón?

Era muy simple.

No quería que encontrase el muy bonito suéter de lana color verde lima que le había obsequiado completamente sucio, y a su parecer, arruinado por completo.

Su plan para ocultar su lamentable hecho era enterrar el suéter en lo más profundo de su armario y no sacarlo nunca jamás.

Sin embargo, no resultó como esperaba.

Había olvidado que la quinta escalera soltaba un ruido molesto, cosa que le avisó a la abuela de su presencia en la casa.

  —¡Oh, Samy! Me alegro de que hayas llegado, ¿por qué no me das una mano con lo que estoy preparando? —escuchó a esa dulce voz tras de sí.

La pobre niña resopló de frustración por no lograr su cometido. 

   —¿Ya sabías que estaba aquí? —soltó en derrota.

  —Sí. —Se limitó a decir mientras viajaba su mirada y atención hacia la pequeña, que mantenía las manos detrás de su espalda—. ¿Qué tal si me muestras el suéter, Samy? —Se agachó quedando a su altura mientras extendía su mano en dirección a ella.

Dudó un poco en mostrarlo, pero ocultarle algo a su abuela no era opción, de ninguna manera.

  —Lo siento nana, lo he arruinado por completo. —Enseñó el suéter arrugado con una gran mancha en el centro.

  —Para nada, con una lavada quedará como nuevo. —Le dedicó una cálida sonrisa y se levantó desordenándole el cabello.

Tomando su mano caminó directo a la cocina invitándole a ver lo que preparaba, la castaña siempre tenía la costumbre de ayudar a su abuela con los postres, y hoy no sería la excepción.

La mujer probó algo de mezcla del recipiente, para después untarlo en la nariz de su adorable nieta quien entre risas probó un poco.

  —¡Está delicioso! ¿Qué es?

  —Pudín. —Sonrió.

Se sentaron ambas en la mesa disfrutando dicho postre mientras que el suéter de lana daba vueltas y vueltas en la lavadora.

Se sentaron ambas en la mesa disfrutando dicho postre mientras que el suéter de lana daba vueltas y vueltas en la lavadora

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Golosinas para SamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora