❤️ Capítulo 14 ❤️

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Todavía no podía creer lo que había oído. Aún recordaba sus palabras, es que me daban unas ganas inmensas de comérmelo a besos. Aprovecharé al máximo cada minuto con él… Lo sentí removerse inquieto y mirarme con esos ojos azules. Aún con sus ojeras y alguna que otra arruga marcada por la sábana era un dios… Me dedicó una de sus miradas penetrantes, como enfocando bien la vista, noté cómo abrió los ojos sorprendidos para pararse de un salto de la silla.

—Anelí… ¿Estás?… ¡Estás despierta! —llevó sus manos a mi cara para tocarme, al parecer necesitaba comprobar que todo no era un espejismo.

—Creías que te iba a dejar preguntarle a otra ¿Nos conocemos? –sonreí.

—¡Oh Dios, dulzura! Juro que casi me vuelvo loco —empezó a llenarme de besos toda la cara —. No sabes la falta que me haces, te has convertido en mi fuente…—se detuvo en mis labios, lo vi dudar, pero una sonrisa mía lo hizo saltar las barreras y besarme de aquella forma tan delicada y sensual que me volvía loca…

—¿Oigan qué hacen? —preguntó una enfermera mayor mirándonos seriamente. 

—¿No lo ve? ¿No lo ve? — Adrián fue corriendo a abrazarla y esta se dejó de mala gana—. Estaba besando a la mujer de mi vida, la única que voy amar.

Noté como mis cachetes se empezaban a poner rojos, me di una bofetada mentalmente para ver si aún estaba en coma, pero gracias a Dios nada de esto era un sueño ¡Todo era real!… Vi cómo la enfermera se reía con la efusividad de Adrián que era contagiosa, y la hacía dar vueltas como si estuvieran bailando un vals. 

—Niña de mi vida, dime la receta para encontrar uno así —todos nos carcajeamos —.Le avisaré al médico y también a sus amigos que me dejaron sus números…
Observé como se iba emocionada ante la neblina de romance que había en el cuarto. Me fijé cómo Adrián me miraba con una cara pícara acercándose a mí, como un león acechando a una gacela. Mi cuerpo reaccionó de una forma inesperada, era como si supiera lo que iba hacer…

—Anelí De la Torre —dijo arrodillándose al lado de la cama, mostrándome una pequeña cajita roja de terciopelo como el fuego —. Nos conocimos de la forma más extraña y loca del mundo. A pesar de no recordar tu cara siempre estabas presente en mis sueños. No sé qué nos deparara el futuro, pero a tu lado me siento invencible tipo Capitán América —reí por su ocurrencia, pero por mi cara resbalaban unos lagrimones de felicidad —. Al parecer escuchaste todo lo que dije, así que no veo necesidad de repetirlo —negué con la cabeza —.  Estos días me di cuenta de que te has calado tan profundo en mi corazón que hasta he pensado que eres peor que la humedad…

—No puedo creer que en un momento como este me estés comparando con la humedad —lo interrumpí molesta ¿Cómo era posible que me comparara con la humedad? ¡Y más si me estaba pidiendo matrimonio!

—Ay dios, disculpa amor, pero esto no es algo que se haga todos los días. No te sientas ofendida, te dije lo de la humedad porque esta empieza en un lado de la pared, pero poco a poco la va llenando sin dejar un lugar libre y así me pasó contigo, entraste por una rendija de mi corazón y te has calado tan hondo que ya te has adueñado por completo de él… No te engañaré,te celaré, pelearé, pero prometo que te amaré, te seré fiel y te haré sentir mi reina todos los días que me quedan de vida. Por eso debo preguntarte ¿Quieres hacerme el honor de ser mi esposa? —preguntó abriendo la cajita y enseñándome un anillo de diamante blanco con pequeñas piedritas incrustadas a los lados.

No podía hablar, lo único que salía de mí eran pequeños hipitos de emoción. No sabía cómo serían las demás pedidas de matrimonios, pero la mía había danzado entre lo romántico y lo innovador. Al principio me había molestado un poco con lo de la humedad, pero no podía negar que sus ocurrencias me habían derretido hasta el alma. Mi suerte era que estaba en un hospital…

¿Nos conocemos? Serie #1 "Cabronas ¿Y Qué? ✔️Where stories live. Discover now