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Tengo el presentimiento de que, pronto pintaré mi cabello. No lo sé, es como si fuera a suceder aproximadamente en un cierto período de tiempo. Y la idea o pensamiento no me desagrada en lo absoluto.

Por ejemplo, combinaría con el color del pie de limón que estoy probando y que tiene un sabor algo agrio y exquisito a la vez. Aunque, no voy a negar que tardé como una hora en prepararla con mi madre. No obstante, estoy segura que nos hubiese tomado como más dos horas realizando cada cosa de la receta, si es que no tuviéramos ya mucha práctica en esto.

Hace un par de meses, convencí a Aria de que nos inscribiéramos en clases de repostería. Desde entonces, ambas hemos mejorado tanto en el procedimiento como en el tiempo que conlleva. Los frutos de nuestra cosecha se evidencian en el delicioso resultado.

Adoro pasar el tiempo con mi madre, aun cuando el asunto es que, desde hace menos de una semana soy porrista en mi preparatoria y con lo de la consulta médica, ya no podamos hornear postres como solíamos hacerlo antes. Pues, la parte del trato con ella es la reducción de dulces. Entonces, tuve que convencerla a través de mi padre. Le comenté que él extraña mucho nuestros postres. Solo por eso, nos encontramos aquí finalizando con los pequeños detalles del pie. Punto para Emma.

-Aria. Eh, digo mamá. -corrijo rápidamente al ver la expresión en su rostro de fastidio. - ¿Por qué te desagrada la madre de Gia?

Antes de iniciar con nuestras clases en un instituto algo lejano a nuestra casa, decidí incluir a mi mejor amiga y a su madre. Pensaba como en una especie de equipo de chicas. Y cuando se lo comunique a mi progenitora, ella se negó rotundamente. Ni siquiera me permitió salir por la puerta y comentárselo a las dos. Me rendí porque sé que no consigo nada discutiendo con Aria. Así que lo deje pasar. Pero, necesito que me responda para entender del por qué se ven y no son capaces de iniciar un diálogo. Solo les basta saludarse.

Inaceptable.

Ella me observa un momento y luego suspira sentándose en una silla de la isla blanca que tenemos en el centro de la cocina.

-Es una historia muy aburrida. -solo se limita a responder eso.

Deposito el postre en la isla con dos cucharas y platos pequeños para ambas y me siento a su lado.

-Da la casualidad de que me encantan las historias. Sin importar el género o tipo que sea.

Aria gira hacia la izquierda, que es en donde estoy ubicada para después mirarme con su mano colocada debajo de su mentón y con una expresión rara.

- ¿Por qué quieres saberlo? -pregunta.

Me estoy cansando de sus respuestas. La castaña y yo tenemos que fingir que no ocurre nada entre ellas, que simplemente se trata de una tonta discrepancia. Y por más que no queramos admitirlo en voz alta, porque sabemos cómo reaccionan nuestras respectivas madres cuando tocamos el tema, es frustrante e incómodo no recibir alguna explicación al respecto.

Ah, bueno también es por curiosidad.

-Mamá, solo dímelo. -insisto.

Toma una de las cucharas y corta un pequeño pedazo del postre.

La observo detenidamente y solo me toca decir mis suposiciones. Eso la irrita y siempre he logrado que me cuente todo mediante esta "táctica".

- ¿Es por un hombre? Espera, no me digas que cuando la conociste eran amigas y una de las dos se entrometió en la relación de la otra. Madre, déjame decirte que eso es terrible. Necesitan conversar. -menciono tapando mi rostro con mis dos manos, tras la idea alocada que se me acaba de ocurrir. -¿Se trata de mi padre? Esto no se quedará así. Iré ahora mismo a conversar con la dichosa Maritza Fox. No importará que discuta con Gia. Ni siquiera con la pequeña Liv. Las tres me escucharán. Es más, si me escucha Roger...

Completamente Rosa Pastel (CRP)Where stories live. Discover now