2.

115 7 2
                                    

Estoy demasiado cansada.

Inevitablemente y a la vez no, cuento en mi mente hasta 10. Es irónico viniendo de mí. No me agrada hacerlo, solo me genera nervios.

Sin embargo, una vez que termino, soy una de las primeras en levantarse del suelo y caminar hacia la entrenadora Karina, a quién le comento acerca de acceder a un descanso de 10 minutos. Ella acepta mi pedido y sé perfectamente que lo hace por dos motivos: Soy parte de ese minúsculo grupo de chicas que es de su grado por su reputación y porque las demás integrantes son demasiado superficiales.

Bueno, así funciona el mundo. Las apariencias sigue siendo una parte importante para la mayoría de personas. Y es tan complicado mencionar una postura a favor y/o en contra sobre esta controversia mundial.

Camino a paso lento mientras inhalo y exhalo por la nariz, pues trato de recuperar la compostura y me dirijo a sentarme en la banca.

Soy una gran deportista cuando se trata de correr, bucear, surfear y todo lo que termina en er y ar. Sonrío internamente porque no es cierto. En lo que sí más destaco es en el atletismo y en cierta parte, el tenis. De hecho, eso también se considera un motivo más del por qué soy del agrado de la entrenadora.

En realidad, yo no estaría aquí si no fuera por mi madre. Ella a través de engaños me llevó a una cita con una médica, quién resultó ser amiga de mis padres. No, no es la madre de Gia. Ellas no se llevan bien. El punto es que gracias a sus halagadores comentarios "profesionales", tales como: "Tienes que ser más disciplinada con tu salud" "Debes hacer más deporte" "Tiene mucha grasa acumulada en las piernas y caderas" "Mente sana, cuerpo sano" y entre otros cosas más. Todo eso convenció a mi progenitora. Aria Hamilton siempre quiso que forme parte de las porristas en la preparatoria Cameron Brooks.

Y por todo lo anterior... estoy aquí.

Ahora, soy una porrista.

Siendo totalmente sincera me enoja que me persuadiera para esto. Es decir, básicamente tengo un trato con ella. Aunque, más me siento incómoda con las miradas que recibo de algunas chicas. Dos cosas que me desmotivan.

- ¿Es demasiado para mí? Lo averiguaremos, Emma. Sí. -murmuro en voz baja, estando sentada y con mi mochila a un costado mío.

"Esta noche, ¿vendrás? Lo prometiste, Em".

-Señorita dramática.

Deseo echarme mucha agua en la cara. Olvidé muchas cosas, pues ya las estoy recordando poco a poco y hasta las enumero. Bueno, en desorden, pero es mi culpa por no ser una persona tan responsable cuando se trata de hacer actividades durante la semana. He dejado a un lado por completo la cena virtual con mis padres, la pijamada con Gia y... ¡Claro! La segunda carta de la persona misteriosa.

Soy un desastre andante.

Necesitaré hacer una lista.

Un carraspeo interrumpe mis pensamientos sobre las actividades que debo realizar.

-Tardaste en integrarte al grupo. Pensé que lo harías desde el primer año.

La miro detenidamente tratando de recordar su identidad.

¿Mariana? ¿Lourdes? ¿July? ¿Patty?

Creo que estoy a punto de saberlo.

-Es Patty. Mi nombre es ese. -ríe burlona. -Pensé que la chica rosa pastel, aunque ahora azul, conocía de mi existencia. Supongo que no.

Sonrío avergonzada. Al menos ese dato me un poco de pistas sobre ella. Es por eso que respondo aun siendo consciente de que quizás este equivocada.

Completamente Rosa Pastel (CRP)Where stories live. Discover now