5. Ya no tiene caso.

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Papá me da una mirada cansada. No dejo salir las lágrimas porque no quiero seguir llorando como cuando era un niño. Mi padre nunca estuvo cuando yo lo necesitaba, no sabe todo lo que sufrí cuando me tocó ver cómo aquel hombre violaba a mi mamá y ella gritaba que la dejara en paz, vi todas las porquerías que le hizo y luego acabó con su vida como si mi madre no valiera nada para el mundo, ella sufrió por defenderme a mí.

Durante mucho tiempo tuve pesadillas y siempre lo veía a él, llevaba tatuado en Escorpión en su antebrazo, lo busqué con esa pista porque quería acabar con su vida, pero cuando di con él me encontré con que su mujer lo había matado y luego se disparó ella. Nunca supe por qué fue que su esposa lo mató, pero juré que no volvería a ver alegría en mi vida y que dejaría de cumplir las reglas. Ese día vigilé esa casa y vi una niña, me acerqué a ella y su mirada estaba triste, pero no dejaba de sonreír, no tuve valor para hacerle daño cuando me confesó que vio cómo su mamá le disparó a su papá porque le hizo daño. Yo era solo un niño, un par de años más grande que ella y no pude ni siquiera causarle daño, ella no tenía culpa de lo que su padre le había hecho a mi madre.

Decido dejar todo atrás y tomo mi celular para escribirle un mensaje a la chica con la que quedé de verme.

Ven a mi casa, no me importa si estás en clases, te necesito aquí ahora mismo.

Espero su respuesta que llega enseguida.

Cálmate, cariño, ya sé que me quieres en tus sábanas. En media hora estoy en tu casa.

No le doy respuesta y tiro mi celular en la cama, no pienso bajar a desayunar, seguro está el «cariñoso de mi padre», la amable de su esposa y la fastidiosa de Abby. Nunca dice nada, pero su presencia lo es todo para joderme el día más de lo que ya lo hizo mi padre. Mi celular suena y pienso en no tomarlo, veo que es Fabián, me ha dejado un mensaje.

¿Cómo vas con la apuesta? Ya me estoy imaginando en tu motocicleta.

Le respondo.

Bájate de esa nube, Abby es tan tonta que ya empezó a caer. Nos besamos.

No tarda en mandar otro mensaje.

Pobre de ti, no me imagino el horror que debiste pasar al besar a la nerd.

No tienes idea, fue el peor beso.

Dejo el celular a un lado. Ya sé que le mentí al decirle que fue el peor beso, pero no le iba a dar detalles de lo que pasó.

«Ay Abby, en la que estás y ni siquiera tienes la menor idea que tu infierno está por empezar».

—Abby Jones—

Miro a mis amigos hablar y reír, mis pensamientos parecen estar en otra parte, no he dejado de pensar en el beso que me di con Ades, el chico besa increíblemente bien, lo sé, para él fue solo un beso. Lo vi levantarse esta mañana y mirarme por algunos minutos, esperé que se fuera para el baño y recogí todas mis cosas para salir corriendo de ahí, no quería verle la cara. Siento el peso de la mirada de mis amigos y vuelto a la realidad.

—¿Qué te pasa? —Liam se me tira encima—. Parece como si estuvieras en otro mundo, aparte, tienes otro golpe en la cara. 

—¿El que te hizo eso fue Ades? —me interroga Dayana y la miro sin decir nada, no les he contado lo que pasó—. Lo sabía, pero me las va a pagar.

—Debes contarle a tu tía, se pasó con esto —Celeste se me acerca—. Tienes que hacerle ver que no le temes, Ades está guapísimo, pero es un patán y eso le quita puntos. 

—Sí fue él, pero por mi culpa. Me metí en una pelea porque estaba matando a golpes a Vans, no podía dejar que lo hiciera y cuando me metí recibí el golpe yo —los tres me miran sin entender—. Ayer salí con Ades, él me invitó y terminó por llevarme a uno de esos edificios viejos donde hacen peleas clandestinas, allí conocí a Vans y a otra chica que se llama Tania, ellos me ayudaron.

MI CHICO MALO.Where stories live. Discover now