Capítulo XX

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Nuestras manos entrelazadas eran pedacitos de felicidad en mi interior. Estaba mordiendo la parte interna de mi mejilla en señal de nerviosismo y sonreí distraídamente mientras Chris me seguía hablando de que me llevaría a ver un partido de fútbol cuando la temporada estuviera buena.

La calidez de su mano me derretía, mi corazón latía con fuerza y mis labios extrañaban las caricias de los suyos.

Me estaba dejando llevar y eso me gustaba. Las personas nos ignoraban como si fuéramos una pareja más de las muchas que caminaban junto a nosotros.

La cena estuvo deliciosa, el restaurante no era lujoso, pero sí delicioso y normal. Él fue atento y hablamos de nuestra vida universitaria, omitiendo las partes tristes donde él me rompía el corazón.

Ahora estábamos en camino a un paseo en barco al río Támesis, la noche era cálida y no había tenido la necesidad de usar mi chaqueta. La ciudad era hermosa de noche, amaba caminar por sus calles y estaba disfrutando mucho caminar con Chris, quien me detenía con frecuencia y me robaba pequeños besos con los que me hacía reír.

— ¿En qué piensas? —su voz era relajada y ronca.

—En lo idiotas que fuimos.

Él asintió mientras mecía nuestras manos ligeramente, aún faltaba caminar un poco más para llegar al embarcadero y era un momento oportuno para comentarlo.

—Lo sé—suspiró sin mirarme—. Aunque yo fui el idiota aquí.

—Tal vez esto tenía que pasar para que nos diéramos cuenta de nuestros errores y creciéramos como personas—comenté observando su perfil.

—Durante un año o dos consideré pedirte que fueras conmigo a Estados Unidos en lo que acababa mi posgrado, pero tú eras feliz en Italia y no quería ponerte a elegir. —Su paso disminuyó y sus manos se fueron a mi cintura, me observó durante unos segundos y besó mi frente.

—No quiero que me rompas el corazón de nuevo, Chris.

—Déjame sanar el daño que he hecho, Katy—pidió, llevando sus manos a mis mejillas y acariciando mi piel.

Se inclinó de nuevo y fundió su boca con la mía, demorándose lo necesario en saborearme y besarme como tantas veces lo deseé. Se separó de mí pegando su frente a la mía y sus manos acariciaron mi cintura.

Mi corazón latía con fuerza y mi adolescente interior gritaba de emoción. El hombre que me gustaba me estaba besando y sus manos no se apartaban de mi cuerpo. Mi mejilla cosquilleó con el contacto de su piel suave y el olor a perfume masculino me llevó a punto de placer mientras cerraba mis ojos y me aferraba a su espalda.

—No resistiré otro corazón roto, Chris—susurré apretándolo a mí.

Él besó mi frente y me separó para que abriera mis ojos.

—No planeo alejarme de ti, Kate—habló con lentitud—. Deseo un futuro a tu lado.

Sentí el calor en mis mejillas y traté de ser fuerte. Él tenía que seguir trabajando en mi confianza y permitirle besarme ya era suficiente.

—No somos novios—comenté con una ceja alzada y una sonrisa—, aún.

Él rio y su dentadura perfecta fue mi paisaje durante unos segundos.

—Eres mía, Katy—rio.

—No te recordaba tan posesivo—reí rodando los ojos con su comentario.

—Me costó apartar hombres de tu lado—dijo con arrogancia.

Fruncí mi ceño y él besó mi frente mientras reía. Sus manos subieron a mis mejillas y sus labios acariciaron mi nariz.

Spring love ✔Where stories live. Discover now