OO2.

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like pawns we move and give our lives,
while she protects her king.
the rook will guard the tower gates,
to keep them all within.
the battle rages back and forth
across the chequered board,
until the red King takes his place
the victor and her lord.

careful where you tread,
you may lose your head.

- Queen Of Hearts; Saxon.



Aquella ciudad era bizarra, Jeno siempre lo supo. Gente extraña por todos lados, armas al aire y jóvenes inocentes que parecían mirar con ojos brillantes hacia adolescentes que dejaban sus vidas en manos de la violencia y la mafia. Pero aquello no era lo más extraño de todo, realmente; lo que más le llamaba la atención a Jeno eran las luces neón que iluminaban en la noche, entregándose al misterio de la noche, que parecían desentonar con los tonos pasteles que recubrían las habitaciones de día.

La ciudad estaba llena de gente loca y con los cables cruzados. Lee Jeno, policía más joven de la fuerza especial, lo sabía. Sino, ¿por qué le hubiesen enviado encubierto, cuando la situación de amenaza era tan alta? Y llevaba ya más de tres meses con aquella coartada, sin recibir nuevas noticias sobre cómo moverse. A cada miembro le habían asignado un posible delegado o heredero de aquel desastre, y debían tener un ojo encima de ellos casi todos los días.

En el caso de Jeno, su nombre había sido Na JaeMin. Era un joven de su misma edad que había dejado sus estudios secundarios a los 15 años, teniendo que dedicarse a la venta de sustancias ilegales para pagar el mantenimiento médico de su hermano menor. Al instante, Jeno supo que estaba en problemas; porque tan pronto sus ojos cruzaron por primera vez con los de Na, Lee fue capaz de sentir físicamente como calaba dentro de él una pequeña mota de sensibilidad. Jeno era reconocido por ser una persona fría, por no dejarse distraer y por tener una mano fría y dura a la hora de disparar.

Pero, ¿JaeMin? En simples dos segundos había logrado tenerlo en su propia mano, sin siquiera notarlo. Le tenía a sus pies desde el primer "hola", y le tenía completamente loco desde el primer beso que compartieron. Tanto era el caso que, a pesar de conocerse hace 3 meses nada más, Jeno le había pedido que se mudasen juntos más de una vez antes que JaeMin aceptase.

Jeno solía decirse a sí mismo que lo hacía, al principio, únicamente porque era más fácil tenerlo cerca e intentar averiguar quién era realmente. Los había mandado el gobierno, después de todo, a desmantelar todo  cuánto antes. Pero, en el fondo de su corazón, Jeno sabía la verdadera razón.

Allí mismo, en su cama, abrazando el pequeño cuerpo de JaeMin contra su pecho, Jeno lo sabía. La única razón por la que se esforzaba tanto en mantener a JaeMin tan cerca, era no sólo porque estaba enamorado de él, pero porque quería evitar ver la realidad.

Lo sabía hace meses ya. JaeMin era la persona que buscaban; JaeMin había sido elegido, hacía un año, como heredero oficial. Y Jeno realmente no sabía cómo afrontar toda la situación.

Sabía que, técnicamente, debería avisarle a sus compañeros y a su jefe. Pero, ¿realmente? Jeno no quería hacerlo. No se veía capaz de traicionar la vida y la confianza de Na JaeMin, aquel que sostenía su corazón con tal cuidado.

ㅡ ¿Nono?

La voz de Na era suave, casi lírica, y solamente traía más confusión a Jeno. Apretó el cuerpo del menor con fuerza contra su cuerpo, aún con ambos brazos enredados en su cintura, dando a entender que seguía despierto. A Jeno le gustaba sentir la espalda de JaeMin contra su pecho, le gustaba abrazar al menor por la cintura y sentirlo lo más cerca posible. Por alguna razón, le traía tranquilidad y calidez.

ㅡ ¿Elegiste de qué lado estás?

Jeno sabía que JaeMin sabía la verdad hacía más de un mes. JaeMin sabía que Jeno estaba al tanto de cada movimiento. Ambos sabían que Lee debía dar una última respuesta, en un intento de cerrar aquella duda que no hacía más que incrementar. 

ㅡ Creo... Creo que mi cerebro no logra ponerse a la par que mi corazón.

Murmuró en respuesta Jeno, dejando un camino de besos suaves a lo largo de la extensión del cuello de su pareja. Sus brazos se apretaron un poco más en torno a la pequeña figura, y las delicadas manos de JaeMin comenzaron a recorrer la extensión del brazo de Jeno, dejando suaves caricias sobre su piel.

ㅡ Espero que se ponga al tanto, Nono... Porque no nos queda mucho tiempo para que entregues una respuesta.

Jeno asintió un par de veces, seguro de sus palabras. En unos días JaeMin sería oficialmente anunciado como el nuevo rey en los bajos, y Jeno sabía que esa noticia sería enteramente pública. Una vez el nombre de JaeMin estuviese en la boca de todos, también lo estaría el suyo. Y no había manera de que Jeno no tuviese que reportar eso.

ㅡ Nana.

El pelirrosa presionó su cuerpo contra la espalda de Jeno una última vez, dejando que su mirada se perdiese en la inmensidad del cielo oscuro. Una de las cosas que más le gustaban a JaeMin del departamento que compartía con Jeno, eran las ventanas varias que daban a los diversos paisajes de la ciudad.

ㅡ ¿Vamos a volvernos locos como ellos, cuando ambos digamos sí?

Una risa brotó de los labios de JaeMin quien, por primera vez en toda la noche, giró su propio eje 180 grados. Su rostro permaneció a unos centímetros escasos del de su pareja, ambos pares de pestañas revoloteando en el aire, mejillas que iban solamente en aumento de color. La sonrisa de JaeMin se extendía de oreja a oreja, sus dientes relucían, casi brillantes debajo de la luz de la luna, mientras que sus ojos parecían iluminarse con un enigma eterno.

ㅡ Jeno, ¿no lo notaste ya? Todos estamos locos aquí abajo.

Algo en el pecho de Lee pareció encenderse ante aquellas palabras, que le llevó a terminar de cortar aquella distancia y robar un santo beso de aquellos labios del pecado. Jeno siempre se preguntó qué había sido realmente de la mente de JaeMin, y cómo había terminado en ese estado. ¿Cómo había pasado de ser un niño que buscaba salvar a su hermano, a ser la mismísima Reina Roja, a punto de asumir aquel reinado de locura? ¿Cómo se había enredado en tanta demencia, cómo se había entregado a tal vesania eterna?

Pero claro, Jeno debía ser honesto. No había una sola mente sana, no había una persona cuerda en Wonderland; mucho menos, si se trataba del próximo Rey.

ㅡ No tardes mucho en elegir, Jeno, porque no quiero tener que elegir entre mi propio rey, y mi reinado a por venir.

Y sin decir nada más, JaeMin volvió a acurrucarse contra el pecho del mayor, entregándose al letargo esperando, mientras que Jeno nuevamente se enredaba en la insomnia, cautivado por aquella creciente locura.

30 days challenge.Where stories live. Discover now