¿El comienzo o el final?

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Un final es solo otro comienzo.

Pero bueno, claro está que solo para algunas personas.

Para ella, esa frase había perdido por completo su significado. Siempre que quiso volver a empezar, algo se lo impedía, si no era por la muerte de su madre era por la de su hermano o primo o tío, cualquier acción que hiciera terminarían matando a alguien. Desde que llego el no ha tenido mas remedio que obedecer todas sus ordenes. Y no le agradaba, claro que no. Su madre siempre le había dicho que era una mujer fuerte y que lograría muchas cosas.

Al recordar aquellas palabras, río sin gracia, le causo gracia el hecho de no poder haber cumplido con sus sueños y expectativas. Sabia que pronto llegaría su hora, pronto partiría junto a sus seres queridos. Pero ella quería que fuera hoy, estaba decidida si no venia la muerte por ella, ella misma la llamaría.

Así que por primera vez en tantos años, lo desobedeció. Sabia que dejaría la puerta abierta, por que había pasado tiempo desde la última vez que intento escapar. Saco su cabeza y verifico que no estuviera alrededor. Al no encontrarlo salio... y comenzó a correr.

Siguió corriendo, mientras abría y cerraba las puertas. Todo era igual, nada cambiaba, las habitación eran exactamente lo mismo. Le daba la impresión que escogió ese lugar para eso, para atormentarla mas de lo que ya lo hacia.

Continuo, hasta dar con una ventana. Podía ver el inmenso bosque que rodeaba el pequeño castillo ,en el cual se encontraba, y, ver y escuchar la lluvia. Recién Se percataba de que estaba lloviendo.

Hace tanto que no veía la lluvia. Hace tanto que no la sentía. Era tan hermosa. Ver aquello, la hizo recordar a su hogar, a su familia, le hizo recordar todo lo que ella añoraba. Recordar esos pequeños momentos junto a sus seres queridos la hizo sonreír, la primera sonrisa después de tanto tiempo, se la dedicaba a la lluvia. Quería tocarla, quería mojar su cabello con ella. Quería sentirla, antes de que sea demasiado tarde, no tenía mucho tiempo y lo sabía, tarde o temprano se daría cuenta de su ausencia, pero no quería volver. No quería sentirse, como una flor marchita y rota, a la cual no tiran porque se le tiene "cariño".

Ella ansiaba tanto su liberta, aquella que le fue arrebatada cuando solo era una niña. Quería sentirse viva otra vez, y lo único que había logrando volverla a sentirse así, era la lluvia. Se sentía dichosa, podría verla, aunque sea una vez más, antes de irse. Pero ¿Y si todo esto, sólo era un sueño? Nunca había escapado tanto tiempo de él. Aquel quien la tenía prisionera, aquel que la adoraba igual que a una flor marchita. Ese hombre había sido lo peor que pudo haberle pasado. Él la rompió. Le rompió su vida, su corazón y su alma. Y cuando no quedaba más por romper, intento curarla. Que irónico no? Pero por mas que lo intento no lo logro. Aquel que te rompió no puede ser el que te repare.

Ya no tenía nada, ni a nadie. Como él dijo, solo lo tenía a él. Pero era lo mismo que nada. Estaba viva, pero no vivía. Era una muerta en vida. Su alma ya la había dejado hace tanto tiempo. Se sentía sola, desamparada, nadie la consolaba, nadie la amaba. Era en esos momentos de soledad, donde hablaba con ella misma, que llegaba a un acuerdo. Ella quería morir. Para que seguir en este mundo donde no tenía a nadie más que aquel demonio.

Esta fue la primera vez que se sintió viva, mientras veía la lluvia caer y escuchaba al viento azotar contra la ventana.

Sin embargo, ella creía, que no tenia el derecho.

Mientras, ella seguía parada frente a la ventana pensando en como acabar con todo esto, pudo escuchar su nombre. La estaba llamando.

Era el...

El demonio...

SU demonio.

El que la atormentaba en sus noches, él la hirió de mil maneras, sin la necesidad de golpearla, aveces la destruía mas, porque al fin entendió, que la lengua es el cuchillo más afilado que puede existir.

Otra vez, escucho su nombre ser gritado.

Estaba cerca.

Y fue ahí en ese mismo instante en que lo decidió, ella tomaría el control ahora, ella decidiría su futuro. Ella le pondría fin a su infierno.

Abrió la ventana, y mientras que la lluvia le daba la bienvenida, se sentó en ella. Y los gritos se hacían más claros y fuertes.

Cada paso que daba se escuchaba, estaba más cerca.

Fijo su vista al suelo. Era un precipicio. Las fuertes olas golpeaban contra las rocas. Era una muerte segura.

Cuando escucho su nombre, tan cerca, volteo su rostro.

Ángel y demonio, frente a frente.

Al final. El demonio, había vencido le había robado sus alas condenando la a vivir. Mientras que ella estaba derrotada, sin deseos de ello.

Lo observo. Y el a ella.

Era su despedida. No le dedicaría más su tiempo, no valía la pena.

Él estaba temeroso, sabia sus intenciones y no le gustaba nada, intento acercarse, pero ella negó con la cabeza. Ya era hora, era el adiós.

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En los cielos y en los infiernos, se cuenta, que el grito del demonio, fue el más desgarrador de todos los tiempos.

Porque ver al ángel que lo salvo, saltar hacia su muerte, fue lo peor que pudo presenciar.

Sin embargo, para ese pequeño ángel, fue la libertad, no había llegado su hora así que ella la llamo. Había acabado con todo, había terminado con su infierno al fin.

Mientras iba cayendo recordó cada hermoso recuerdo. Porque ya estaba cerca, lo sentía, y no tenía palabras para explicar lo feliz que se sentía.

Aquel pequeño ángel, ese pequeño pedazo de cielo, había sido corrompido hasta no poder sentir nada. Pero cuando sintió que volaba hacia su libertad, volvió a ser ella.

Era libre.

Pero su libertad tuvo un costo, su vida. Ella, hoy en día, ya no está.

Si, ella ya no está, sus memorias quedarían, quedaron  y quedaran presentes en todos los corazones que la doraron y amaron, incluso en el oscuro y perverso corazón de aquel demonio, quedaría para siempre ese pequeño ángel.

Pobre pequeño ángel.

Aunque no está, su nombre, quedara grabado para siempre.

Quedara grabado para siempre, como el ángel que no espero por su muerte, si no que ella misma la fue a buscar.

Sí, ese era su nombre.

Valorie.









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