-¡porque de tan mal humor conejita! - dijo sesshomaru sin quitarle la mirada dorada de su presa, observo como ella dio un respingo y eso le gusto -¡que paso un demonio te ha devorado el alma! - menciono mientras se acercaba poco  a poco.

esa maldita voz la reconocía, muy bien y como no hacerlo si es la voz mas seductora que ha escuchado en su vida -¡pero que haces tu aquí! - dio la  vuelta para enfrentarse con ese idiota pero ese fue su gran error,  lo que vio le corto la respiración tenia su larga caballera completamente mojada y las pequeñas gotas que recorrían ese cuerpo de dios griego, hacia que sus hormonas y su corazón se descontrolara, no pudo evitar bajar la vista mas a bajo de su cintura pero lamentablemente eran cubiertos por un bóxer negro que dejaba ver su notaria erección, kamisama porque me haces este tipo de pruebas si sabes que voy a fallar.

sesshomaru noto como rin lo escaneaba, eso hizo que se endureciera mas como si eso fuera posible, salio de la ducha porque se le olvido  su pijama, y al no verla se asusto mucho, solo se dirijio aquí para saber que le ocurría y ayudarla nada mas, pero sus ojos color chocolate le decían cuanto lo deseaba y eso hizo que la parte racional de sesshomaru se fuera al carajo su conejita lo  deseaba, y eso como un demonio como le gustaba, vio como poco a poco su mirada bajaba a su parte intima el cual estaba muy orgulloso, pero vio como una chispa de desilusión se alojaba en sus bellos ojos, y supo de inmediato que la desanimaba -¡quieres ver lo que hay debajo de esta prenda querida esposa! - sabia que se negaría,  incluso esperaba que ella lo insultara pero  no estaba preparado para su respuesta.

Rin estaba realmente avergonzada, la habían descubierto pero que rayos podía hacer, no creo que exista una mujer que se resistiera a ese cuerpo de dios griego, sesshomaru es el hombre mas hermoso del mundo por muchas razones, un cuerpo tallado por los mismos dioses, su color de piel tan blanca, su larga cabellera plateada que brillaba con la luz de la luna y por si fuera poco ese extraño color de ojos tan bellos que era la prueba de un taisho, de color oro, con solo una mirada te invitaba a pecar, y ella solo era una pobre mortal, y su fortaleza se había ido por el caño, el la estaba invitando a pecar y seria una tonta sino lo hacia -¡Oh esposo de que sirve ver lo que tienes, sino lo sabes usar! - sabia muy bien que el se enojaría y disfruto cada segundo que vio como su ceño se fruncía, observo como poco a poco la distancia entre ellos se hacia menos.

-¡Me estas diciendo que no se usarlo! - sesshomaru sonrió malvadamente -¡tendré que castigarte pequeña por tu osadía! - no dejo de mirarla, y se acerco a sus labios y la beso pero no delicadamente, sino con hambre, deslizo sus manos por las curvas de rin, la acerco hacia a el para que sintiera su calor, sus sexos ardían y no se extinguirían con un simple beso, necesitaba mas, alzo a rin y sintió como su pequeña entrelazaba sus piernas a su cintura provocando que ella sintiera a plenitud el miembro de sesshomaru, y que el sintiera lo mojada que estaba rin ante un simple beso, lo cual lo hizo gruñir como un perro en celo, no lo  podía evitar, tenerla en esa posición lo estaba enloqueciendo, y movió sus caderas simulando las embestidas, escucho como ella cortaba el beso y gemía su nombre.

-¡Sess..... sesshy! - eso se sintió delicioso, sesshomaru era el mejor amante que una mujer podría desear, sentir sus caderas empujar en su zona intima todavía cubierta con sus ropas interiores, la estaba enloqueciendo, en este momento solo podía sentir las sensaciones que pensó que había muerto pero estaba equivocada, sentía a la perfección la pasión de el, en sus estocadas, sentía sus manos apretando sus nalgas, sentía el recorrió de sus labios que comenzaba desde su cuello hasta el inicio del valle de sus senos y como sus manos gruesas y grandes recorría su espalda buscando el broche de su brasier, para liberar sus senos, y eso quería sentir como sus senos se apretaban en ese pecho fuerte y lleno de abdominales, y como si el, le leyera su mente, quito esa estorbosa prenda, y vio como sesshomaru miraba sus senos tan intensamente que sintió una nueva ola de calor que la  invadía. 

DULCES TRAVESURASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora