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La habitación de Jong Ho era un completo desastre, la sangre de Seong Hwa corría por el suelo, mientras que las pisadas de los tres que estaban allí estaban alrededor de toda la habitación debido a la pelea que tenían. Waken no estaba dispuesto a perder contra esos dos, por lo que comenzaba a golpearlos con mayor fuerza, logrando que cayeran al suelo. Si bien todo parecía una escena lista para asustar a Jong Ho, él sabía que eso era real.
Yeo Sang y San intentaban asesinar a Waken, sin importarles Min Gi. Jong Ho cerró sus ojos y cuando volvió a abrirlos Waken tenía sangre en sus manos, pero los cuerpos no estaban por ningún lado.
—¿Quién dirían que ellos desaparecerían si asesinaba sus cuerpos?— rió. —Creo que es tiempo de ir por los demás.
—N-no— logró soltar, haciendo que las lágrimas comenzaran a caer. El más alto le sonrió y se acercó hacia él, tomándolo del cuello, haciendo que este terminara recostado en la cama viendo y sintiendo como la fuerza que el más alto tenía comenzaba a ser mayor en su cuerpo.
—Yo decido cuándo irme— aflojo el agarre y luego acarició la mejilla de Jong Ho. —No puedes hacer nada para detenerme ahora, eres débil, frágil y estás lo suficientemente dañado, dolido y asustado como para no detenerme en lo absoluto— sonrió. —Siquiera puedes hacer algo por ti, ¿realmente quieres intentar algo por ellos?. No sirve nada de lo que haces, dijiste protegerlos y terminaste asesinandolos a todos, tu cuerpo es mío y no eres el único. Arruinaste a tus amigos, los dejaste que te arruinaran a ti, recordaste lo que no debías y estoy aquí por ti. Acaban de perder a las tres personas que podían protegerlos y cuidarlos de mí— volvió a acariciar su mejilla. —Eres inútil Choi Jong Ho.
Los ojos de Jong Ho se abrieron con rapidez, se sentó en su cama y encendió la lámpara que estaba junto a su cama. Su corazón latía con fuerza, y comenzó a latir mucho más fuerte cuando la puerta de su habitación se abrió y luego logró ver a Yun Ho adentrarse.
—Min, ¿Estás bien?— se sentó en la cama y miró al menor.
—¿Qué...?— Yun Ho frunció el ceño y acercó su mano al rostro del menor, notando que este tenía temperatura.
—¿Sucedió algo?— habló Yeo Sang. —Oí un grito desde mi habitación.
—Jong Ho tuvo una pesadilla por la fiebre.
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