Parte 3

9 2 1
                                    


LA ESTILISTA DE LA CALLE FLEET




PARTE 3




El golpe la tumbó al suelo al instante.

Pero no fue el único, sino el primero de tantos.

Mcflye con la mirada congelada la siguió golpeando a pesar que esta otra gritase que parase.

Pero la estilista solo se detuvo al notar que el cuerpo ya no se movía, y el cabello rubio ahora se tornaba rojo en su totalidad debido a la sangre que corría.

Fue entonces que soltó la caldera llena de agua hirviendo, que afortunadamente, a pesar del impacto no se había abierto, para llevarse una de sus manos temblorosas al bolsillo de su pantalón y sacar su pañuelo y limpiarse la sangre que había llegado a su rostro.




.-.-.-.-.-.-.-.-.-.




― Y dime pequeño, ¿cómo te llamas? ―preguntó Yoosung, mientras le servía un plato de la comida que vendía con poco éxito―. Eh... no seas tan tímido, ven toma asiento.

El niño que se había limitado a estar parado a un lado de la entrada, con las manos juntas a la altura de su pecho, caminó lento hacia la mesa donde el desconocido rubio lo esperaba con una mirada amable.

― Ray... ese es el nombre que mi Salvadora me dio... ―respondió casi de forma inaudible, denotando que tenía cierto miedo al hablar con otros.

― ¿Esa mujer te obliga que la llames así? ―preguntó indignado esta vez Yoosung, confirmando su sospecha de que no era una relación madre-hijo―. No me contestes, adelante, come.

El niño que hasta ahora había tenido la mirada baja, abrió los ojos al notar el plato abundante que tenía frente suyo.

― Señor... ¿todo esto... es para mí? ―emitió con inquietud y asombro―. No creo poder merecerlo... es mucho... mi salvadora no querrá gastar tanto.

La tristeza inundó los ojos del rubio.

No podía creer lo maltratado que se encontraba el pequeño.

― No, no te preocupes, yo te lo estoy dando gratis, no se lo cobraré a nadie, por favor, come sin pena ―le insistió con una sonrisa, la cual terminó tranquilizando al niño.

Entonces este tomó la cuchara y comió despacio, tal vez aun un poco inquieto, pero a los segundos su rostro se iluminó al sentir agrado en sus papilas gustativas.

Empezó a comer con entusiasmo, al grado de parecer que se atoraría en cualquier momento.

― Tranquilo, nadie te va quitar lo que comes ―se levantó para ir a la cocina, a preparar una jarra de jugo para evitar que se atorase de verdad, mientras sonreía emocionado por ver como alguien disfrutaba lo que cocinaba―. Entonces, Ray, desde cuando estas a cargo de la tal Salvadora ―le busco charla a lo lejos.

― Desde... hace tres años... ―le respondió este aun con la boca llena―. Me sacó del orfanato... pero no del que está aquí en Londres, sino de un pequeño pueblo, que está cerca a Irlanda.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 26, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

LA ESTILISTA DE LA CALLE FLEETWhere stories live. Discover now