— ¿En serio? —levantó las cejas—Wow, no lo hubiera esperado, si soy un fracaso para las lecturas y todo eso.

— ¿Por qué lo dices? Si tú eres tan perfecto... ¡En literatura, claro!

Mierda, casi le digo que lo amo.

Él me miro extrañado, pero no dejó de sonreír.

Poco a poco, un silencio incómodo comenzaba a formarse entre los dos, pero al ver el libro que estaba sobre la mesa, automáticamente se me ocurrió traerlo a conversación.

— ¿Estás leyendo It? ¿Piensas ir a ver la nueva película?

Él volteó a ver el mencionado objeto y lo tomó entre sus manos, viéndolo curioso.

—Creo que sí, pero —soltó una pequeña risa— aún no lo entiendo. No logro conectar algunos puntos de la historia.

— ¡¿En serio?! Si gustas, yo puedo explicarte lo que sea. Es de mis libros favoritos, así que me lo sé de memoria.

—Oh, por favor. Eso sería muy amable de tu parte. No quiero quedar como un tonto en la sala del cine.

Nuevamente se rió y yo le imité.

—Bueno, cuando gustes nos podemos juntar. Por ahora debo de irme, tengo que seguir repartiendo todo esto.

—Adelante, después nos ponemos de acuerdo.

Tomé los trabajos que quedaban y justo cuando estaba a punto de salir del laboratorio, me vi azotando contra el suelo, con los trabajos volando y cayendo directo hacia el primer piso.

Escuché un estruendo de risas, así como también sentí un montón de miradas sobre mí.

No me levanté de inmediato. Tan solo quería quedarme ahí hasta que la vergüenza pasará, pero sabía que ni en un millón de años dejaría de sentirla.

— ¡Yuu! —Alguien gritó mi nombre— ¡¿Estás bien?!

Matsumoto-san, mi amigo. Sabía que era él.

Me tomó de los hombros y poco a poco me levantó.

Lentamente recorrí mi mirada por mi alrededor y al voltear a la derecha, vi esos inmaculados tenis blancos tan familiares para mí.

Ahí estaba, el maldito de Akira Suzuki.

Tenía una sonrisa burlona dibujada en su maldito rostro falto de nariz.

— ¿Estás bien? —Se inclinó hacia mí, hablándome con sarcasmo— ¿No te dolió?

— ¡Eres un maldito!

Ruki se abalanzó contra él, pero yo lo detuve. No quería tener más problemas.

— ¡Déjalo, Matsumoto! Mejor ayúdame a levantar los trabajos que se cayeron en el pasillo.

— ¡Pero tiene que pagar por esto!

— ¡Que lo dejes ya! —le grité con desespero.

Reita seguía burlándose, al igual que todos los demás.

Ruki y yo bajamos a levantar el desastre de hojas que se había hecho en el suelo de la planta baja. Y tal como lo presentía, una vez más fui regañado por los profesores, por no ser cuidadoso y alterar el orden de la escuela.

Me sentía tan molesto, que ignoraba por completo el dolor en mi rostro sangrante.

Takanori me miraba preocupado.

Él estaba al tanto de la patética rivalidad entre Akira y yo, por lo que terminó compartiendo mi desagrado por él, estando siempre a mi lado cada que ese tipo me atacaba.

Class FightWhere stories live. Discover now