—Podrías utilizarlo como intro, así sin editar ni nada —dijo Pau, dejando el celular a un lado, y acercándose a nosotros.

Los demás pensaron y asintieron de acuerdo. Era buena la idea sí, pero me daba un poco de verguenza meter una improvisación acapella en mi disco que habla que cuando era chiquita tenía que vender droga para comprar comida, quizás me iba medio al carajo con eso de hablar de dónde vengo.

Dije que la iba a pensar y nos dimos todos un descanso.
Le avisé a Pau que iba a fumar afuera del estudio, porque fumar adentro de la sala de grabación, que no tiene ventanas ni nada era para ahogarse y que quedara mal olor y eso no me gustaba.

Salí de la salita, y caminé el pasillo largo del piso de abajo, donde estaban el resto de las salas de producción y salí hasta el lobby donde la recepcionista estaba hablando por teléfono. La saludé y fuí a afuera. Saqué un faso del bolsillo de mi campera de jean, y busqué mi encendedor, pero no lo encontraba.

Me puse el faso en la boca, para dejar mis manos libres y empecé a tocar todos mis bolsillos con la esperanza de encontrar mi encendedor favorito. Era un Bic blanco, que tenía escrito con marcador C27 por el club de los 27. Lo tenía desde que tenía 14 y nunca lo había perdido hasta ahora.

—¿Necesitas fuego?

Miré hacia adelante y me encontré con un par de ojos verdes. Era un flaco alto, con barba y una sonrisa de reclame de pasta de dientes. Tenía una campera como la mía pero verde y mas gastada, y un pantalón negro del cual sacó un encendedor de metal.

Lo miré detenidamente y acepté el encendedor sin decir nada. Encendí mi faso y se lo devolví.

—¿Querés? —le dije.

—Me encantaría, pero me tengo que ir, linda —me dijo sonriendo.

Le sonreí devuelta y me miró unos segunditos más antes de desaparecer por la puerta del edificio. Me giré, para ver por donde se iba, y lo ví subir las escaleras. Volví a mi lugarcito, en la esquina de la entrada del edificio y me quedé pensando en quién era el tipo ese y porque me dieron ganas de preguntarle el nombre al menos.

Nunca lo había visto, pero se me hacia familiar. Tenía unos ojazos que eran imposibles de olvidar, sin embargo, no lo sacaba de ningún lado.

Justo en ese momento, mi celular vibró en el bolsillo trasero de mi jean ajustado y lo saqué, poniéndome el faso en la boca, y me fijé en mis notificaciones. Era un mensaje privado de Instagram de Nicki Nicole.

nickinicole: Hola lindaaaa

maramiller_: hola belleza q contás

Después de saludarnos, me contó que iba a organizar una juntada de artistas y gente conocida esa misma noche en su apartamento, para festejar un single que sacó hace poco. Me preguntó si quería ir y le dije que sí.

Volví al edificio, re manija ya por la joda ésta, y fui derechito a contarle a Pau. Cuando entré en la sala, estaba ella sola, acostada en el sillón jugando Free Fire.

—Tenemos joda hoy, de Nicki.

Ni siquiera me miró, porque estaba concentradísima en su juego, que estaba disparándole a alguien. Le pegó un tiro en la cabeza a alguien y ganó la partida.

—Síííí, headshot, puto —exclamó mi amiga. Me reí y esperé a que me contestara—. Ah, sí, me lo mencionó ayer o anteayer y me olvidé de contarte.

—Sos tremenda. —Le digo, agarrando mis cosas para irnos. Pau me ve y hace lo mismo—. Para trabajar me rompés las bolas cuarenta veces en un mismo día sobre una cosa sola, pero para la joda te olvidas.

Se rió y guardó su cargador y celular en la cartera de diseñador que tanto le gustaba y que le regalé por su cumple, se puso su campera y me esperó en la puerta mientras yo me abrigaba. Hacía bastante frío en Buenos Aires y yo era la persona más friolenta que existía.

Aguante el verano, nada más que decir.

Pedimos un Uber y fuimos a casa a descansar del frio un ratito, hasta que fuera la hora de irnos de joda, porque para la joda nunca hay frío que nos pare.

Llegamos, y encargamos algo como siempre, porque yo sabía cocinar tres cosas locas y Pau no sabía ni freír un huevo, pero también porque teníamos la heladera vacía. Bueno, no vacía, porque estaba llena de comida basura y frutas y verduras, pero no había nada para cocinar; como huevos, carne, cosas de esas. Comíamos a base de papas fritas de bolsa o las ensaladas pedorras de Pau, y entonces necesitábamos pedir comida a un delivery porque nos moríamos de hambre.

Aunque de vez en cuando, me mandaba unas hamburguesitas con cheddar y fritas, de morirse.

Después de comer, nos arreglamos para ir a la fiesta y nos sacamos fotos mientras se hacían las doce. Publiqué una a Instagram y me quedé pelotudeando con Pau.

Mi celular se puso a vibrar como loco una media hora después, así que fuí corriendo a agarrarlo

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Mi celular se puso a vibrar como loco una media hora después, así que fuí corriendo a agarrarlo. Era todo notificaciones de Instagram. Se ve que mi foto les gustó.

Trueno le ha dado me gusta a tu foto.

Aaaa con razón les había gustado mi foto. Pero el flaco éste no me seguía, ¿por qué le daba me gusta a mi foto?

Trueno acaba de seguirte.

Retiro lo dicho.













hagan d cuenta q en la imagen de la publicación d insta dice el nombre d mara y eso, no pude editar tanto porque se veía re trucho.

les está gustando la novela? recuerden q tengo otra más de mateo; se llama modelo.

gracias por leer :')
cata.

𝙏𝙍𝘼𝙋𝙋𝙀𝙍; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora