Porque ella sabía que él la necesitaba en aquel momento, porque, aunque su presencia no fuese fundamental, ansiaba estar allí para calmar sus nervios y ver con sus propios ojos que todo saliera bien. Además, en Venecia asomaba un ápice de deseo por averiguar por su cuenta como se sentía la acción fuera de las pantallas.

Porque sí, a su corta edad, Vee ya era casi toda una experta en el área de la tecnología y la computación, resultando ser una increíble hacker. Había colaborado varias veces con su padre Yoongi, ayudándole en misiones donde se requería hackear sitios o sistemas.

Venecia siempre había destacado por su inteligencia y su habilidad detrás de la pantalla que fuera. Por tal razón, jamás le interesó las armas, ni los enfrentamientos, ni nada que tuviese que ver con poner el cuerpo en la escena en la que habría un crimen.

Ella no era como sus demás hermanos. No era tan entusiasta y atrevida como Alaska, no era tan valiente y persuasivo como Jin, ni tan ágil y veloz como Teddy. No se parecía ni un poquito a ninguno de ellos, y sin embargo los admiraba demasiado. Porque, dios, sus hermanos eran tan increíbles.

Alaska, una impertinente e imponente alfa, tan directa y descarada como su padre omega, manipulaba todo tipo de armas con vigor, jamás fallándole al blanco; Jin, otro imponente alfa, tan cínico y frío por fuera, pero tan dulce y apasionado por dentro, persuadía a quien sea sin necesidad de un arma de por medio; Teddy, un precioso omega especialmente sensitivo, arisco y delicado, sabía defenderse con astucia y rapidez a mano desarmada.

Y Venecia... ella sólo era buena en el mundo virtual, fuera de el se sentía una omega tan indefensa y ordinaria. Una omega que necesitaba de sus papis para sobrevivir o, en su defecto, de su supuesto hermano. Ese al que tanto amaba como a algo más que un hermano.

-De acuerdo, cariño, sólo espero que lo hagas porque realmente quieres y no porque te sientas obligada -habló Jimin, mirándola a través del espejo retrovisor con sus tranquilizadores orbes. Venecia asintió, pareciendo no albergar intenciones de retroceder en su decisión-. Bien, quiero pensar que cada uno ya se tiene bien aprendida su posición. Mañana temprano realizaremos una simulación y les indicaremos un plan B en caso de que...

-¿Plan B? Oh, genial, gracias por pensar en que mi misión fallará y se necesitará de un plan B... Joder, Min Jimin, que gran motivador eres -soltó Jin con el sarcasmo resbalándose de entre sus labios, al tiempo que miraba distraídamente por una de las ventanas, sin saber que su comentario alteraría al alfa jefe de la familia.

Yoongi soltó un repentino gruñido de puro instinto, sintiendo a su alfa interno removerse de disgusto, ansiando defender a su omega de aquel ataque, aunque sólo se tratase de uno de sus muchachos y sólo era inofensivo sarcasmo.

Min Seok Jin, hijo no biológico de la pareja, con veinte años ya aseguraba que estaba listo para cometer su primera misión de verdadera importancia. Yoongi también lo creía. Y sin embargo, Jin no podía dejar de sentirse algo agobiado y nervioso, cargando una presión en su hombros que procuraba esconder a toda costa.

Jin nunca se había sentido del todo seguro ocupando un rol importante dentro de la familia Park y Min. De algún u otro modo, jamás se creyó suficiente al no ser un autentico hijo de Jimin y Yoongi.

Sólo era un sobrino de Yoongi, un huérfano hijo de la difunta omega Min hyo Rin y el difunto alfa Taeyang. Personas que Jin ni siquiera lograba recordar, apenas sabiendo de ellos por las anécdotas que Yoongi y Jimin solían contarle, pues éstos jamás le ocultaron su verdadera procedencia.

Realmente le habría gustado mucho conocer de grande a sus verdaderos padres. Estaba orgulloso de saber que habían sido honradas personas que hasta el último momento dieron todo por la familia. Aún así, no se quejaba para nada de haber crecido junto a sus tíos, a los que en realidad consideraba como unos padres de corazón por el inmenso amor que les tenía.

Sublime Dominacion.  ||Yoonmin|| (Omegaverse)⚠🔞Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum