{cinco}

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La mañana del otro día me recibe sin ganas de levantarme. Eran las siete cuando me vi en el espejo, tengo la cara hinchada de tanto llorar, el pijama corrido y mi pelo horrible luego de tanto fijador.

Lentamente rebusco entre mis cajones lo que iba a llevar hoy a la última ronda, mi camisa rosa y el traje negro. Aliso todas las arrugas en la tabla de planchar desplegable que tenemos en la habitación, y opto por maquillarme con un poco de rimel y corrector debajo de las ojeras. Reproduzco música tranquila para entrar en estado de paz mientras los ronquidos de Lia, mi compañera de habitación, se mezclan con la música. Mientras continuó arreglandome frente al espejo, la canción tranquila termina y comienza otra al azar, y como no, tenía que ser una canción de The Neighbourhood. Los recuerdos de la noche anterior me golpean y me fuerzo a no llorar de nuevo. Maldito Hero. ¿Por que tenia que meterse en mi cabeza de esa manera? Niego mientras cambio la canción desde el celular, y preparo las hojas de mi último discurso. Suelto un suspiro, es increíble que tan poco puede durar algo por lo que me esforcé tanto durante la mitad del año. Y qué tan rápido puede irse todo por la borda.

Alejo todos los pensamientos para poder concentrarme en hacer la coleta, ajusto mi cabello aún más tirante que ayer, y uso el doble de fijador. Esta vez Hero no podrá arruinar mi peinado, ni mi victoria.

Los pasillos están oscuros y casi desérticos cuando camino por ellos. Me dirijo a la cafetería para desayunar antes de que cierre, elijo una fruta con un té y me siento en una de las mesas de la esquina del inmenso lugar.

Varios chicos y chicas se sentaron en mi misma mesa, y rápidamente comenzamos a charlar. El chico que representaba a India, Thomas, parecía tomarse muy en serio su papel, vistiéndose con uno de los trajes propios de la cultura.

—¿Puedo sentarme aquí?—Hero aparece con uno de los platos de vidrio de la cafetería repleto de comida nutritiva. Huevos, fruta, tocino, tostadas, café llenaban el pobre plato que parecía estar a punto de reventar.

—No quisiera que mis colonizadores compartan mi mesa, Inglaterra.—Thomas hace una broma de nerd de la cual nadie en la mesa se ríe, no sé si es porque en realidad es muy mala o porque todo el mundo adora a Hero.

—Pues ya no los colonizo más, ¿no crees?—Alza una ceja siguiéndole la corriente a Thomas, haciendo que ahora si todos rían, ruedo los ojos.—¿No te parece, Josephine?

Levanto la mirada de mi manzana a medio comer, y solo encojo los hombros. No quiero tener nada que ver con él de ahora en adelante. No me involucraré más.

Varios chicos y chicas insisten en que Hero se siente con ellos y termina participando dentro de nuestra mesa de desayuno. Varias veces sentí su mirada en mí, tratando de hacer que lo mire, pero nunca le devolví el gesto. Pensé que de alguna manera sobreviviría al desayuno, pero como siempre, me equivoque. Alison, una de las posibles presidentas del club de fans de Hero Fiennes carraspea, haciendo que todos volteen a verla.

—Tengo una pregunta—dice acomodándose su cabello cobrizo por detrás de su hombro—y es para..¿Josephine?—me lanza una mirada—¿Ese es tu nombre, no?

Evito rodar los ojos y solo me limito a asentir.

—De acuerdo, entonces, Josephine...—me sonríe—¿Qué se siente quedarte encerrada por más de una hora con el chico más guapo de todo este planeta?—cuando dice esto, otras chicas dejan salir risitas tontas, pero después me observan a la espera de mi respuesta.

Toda la atención estaba sobre mí ahora. Todos se encontraban esperando a que dijera algún comentario sobre que fue horrible o que odie cada segundo. Pero no lo hago. No digo nada.

—¿Entonces?—insiste Alison.

—Se sintió como quedarse encerrada—respondo de manera cortante encogiendome de hombros y me levanto de la mesa, tomando mi plato conmigo.

Exchanged LoveKde žijí příběhy. Začni objevovat