—¡¿Dónde estás?! —aparté el celular un poco de mi oreja por la voz tan enojada de mi madre— ¡Sabes que estás castigada, tienes prohibido salir a cualquier parte hasta que yo decida lo contrario! —su voz salió demandante por medio de la bocina del móvil.

—Lo siento, mamá, estaba buscando a Asher por las calles de Ridland, salió desde temprano y no sé donde anda. Voy para allá enseguida —mentí, era obvio que tardaría en llegar, ya llevábamos media hora en el camino y no sabía hacia donde conducía Elías, pero algo me decía que debía ir con él, ya no había vuelta atrás.

—¡No tardes en llegar, tú y yo tendremos una seria conversación! —colgó la llamada de mala gana. Estaba molesta, de verdad, muy molesta.

Pero no tenía tiempo de preocuparme por un estúpido castigo ahora.

—¿Estás castigada? —dijo Elías con extrañeza, él sabía que hasta ahora nunca había estado castigada.

—Sí, anoche discutí con mis padres —lo miré fastidiada— pero no tengo cabeza para pensar en eso ahora, no quiero hablar de ello.

—Comprendo —realizó una pausa pequeña—. Ya estamos cerca, falta poco —dijo sin contexto.

—¿A donde vamos?

—Hacia Murris... —volteó y me dio una mirada oscura— voy a terminar lo que comencé esta mañana, contigo guardando mi espalda —añadió.

—¿Vamos al basurero que mencionaste?, pero aún no terminas de explicarme... —cerré los ojos para botar todo el aire que tenía en el pecho y drenar la presión que sentía. Me calmé.

—Luego habrá tiempo para explicarte lo que tengo pensado y todo lo que aún no te queda claro. Te diré todo lo que sé, aunque no creo que sea de mucha ayuda ya que tampoco estoy muy seguro de lo que pasa con tu familia, solo son suposiciones que hago hasta ahora —su voz era grave pero cómoda, parecida a la de Asher pero distinta a la vez—. Quiero que hagas todo lo que te diga cuando llegamos al lugar, nada puede salir mal, sino estaremos en problemas, no sabemos lo que hace Murries exactamente pero sé que peligroso... por eso traigo esto conmigo —extendió su mano hasta la guantera frente a mí y la abrió.

¡¿Qué carajos tenía pensado hacer con eso?!

Una pistola con muchas balas regadas estaba dentro de la guantera. Me asustó saber que Elías cargaba algo como eso dentro de su auto.

—¡¿Estás loco, qué piensas hacer con un arma?! —mis ojos se abrieron mucho, fruncí el ceño y volví a parecer una lunática— ¿¡Estás demente?!

—Tranquila, es legal, tengo papeles —dijo intentando calmarme.

—¡¿Y eso que importa?! No pienso dejar que mates a nadie, no iremos allá a lastimar a ninguna persona, ¿me escuchaste? —solté impactada y llena de ira.

—¡No mataré a nadie, solo es por precaución!

Seguimos discutiendo y entre tanto palabreo, para cuando llegamos, ya el sol había caído por completo.

***

Montañas, era lo que se veía dentro del perímetro, dentro de la cerca de púas. Montañas de basura, desperdicios, animales muertos y vivos, y mucho del habitad de los gusanos y larvas: excremento.

Acendrada Oscuridad ©Where stories live. Discover now