° ° Capitulo 20. ° °

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Durante toda la tarde, Takano había estado rodeado de un aura amenazante. El castaño trato de evitar ese detalle, pero comenzaba a ser insoportable, no comprendía su actitud, se planteó que el que debería estar molesto era él, pues en cuanto se descuido, el azabache ya estaba rodeado de chicas lindas.

Cuando la noche llegó, ambos se acostaron con las ventanas y cortinas del balcón abiertas. Ritsu se acostó en la cama, pero el azabache de inmediato le dió la espalda. Esa actitud ya comenzaba a sacarle canas verdes.

Con una almohada golpeó al azabache fuertemente.-¡Hey!-

-si tanto te molesta que este aquí solo debes decirlo.-se levanto de la cama y se llevó una almohada junto a dos cobijas calidas.-dormiré en el sillón.-

Takano vio como Ristsu se acomodaba en el sillón, recordando toda su actitud hacia su esposo comenzó a sentirse un idiota. Por sus celos estúpidos lo estaba haciendo enojar.-Ritsu.-

-cierra la boca, deseo dormir.-por un momento no hubo ruido, pero se asustó en cuanto sintió como era llevado en brazos por el azabache.-¡Déjame!-intento pelear, pero el mayor no estaba dispuesto a soltarlo.

Se sentó en la cama con el castaño en su regazo, lo había acomodado de tal manera en que el ojiverde tenía sus piernas a cada lado del azabache.-te pido una disculpa.-los ojos de Onodera de abrieron por la sorpresa, Takano era Takano, no era común escucharlo pidieron disculpas.-sentí celos del chico en la playa.-

-¡sólo me preguntó si sabía en dónde vendían tablas de surf!-indignado se cruzó de brazos, milagrosamente no cayó, pues el mayor lo estaba sujetando de las caderas.-él que debería estar molesto soy yo. En cuanto me descuide las chicas te rodearon, no hiciste nada para alejarlas.-

Masamune sonrió complacido, las mejillas del castaño se habían colorado, y aquella confesión le había sonado a reproche.-no debes enojarte, ellas no significan nada para mí.-

-lo mismo te digo a ti.-dejando de lado su actitud renegada, rodeo el cuello del azabache y junto su frente con la ajena.-dejá de sentir celos de cualquiera que se me acerca. Me casé contigo porque quiero estar a tu lado.-

-di que solo quieres mirarme a mi.-

Ante esa petición casi infantil, el castaño se sonrojo aún más.-eres muy obstinado...-aun abrazándolo y mirándolo a los ojos, le dijo lo que sentía y quería escuchar.-solo deseo mirarte a tí.-sin que lo esperara, deposito un suave y delicado beso en los labios ajenos, Takano estaba por morir de ternura.-ahora quiero escucharte a ti.-

El azabache sonrió, le acaricio el rostro y le besó el cuello.-solo deseo mirarte a ti, quiero besarte, tocarte, amarte, y estar solo contigo.-

Takano acostumbraba a dormir solo en ropa interior, mientras que Onodera usaba ropa interior y una camiseta holgada. La falta de prenda le permitió sentir como el azabache comenzaba a ponerse duro.

Sin pensarlo dos veces, metió su mano al boxer ajeno, comenzando a acariciar aquel trozo de carne que ahora estaba caliente.-ngh.-

-quiero darte placer.-admitio Onodera bajando del azabache. Takano logro reaccionar solo cuando sintió su masculinidad en la boca de su esposo, aquella boca era magnífica.

Llevo sus manos al cabello del ojiverde, comenzó a moverle más rápido la cabeza, simulando embestidas, el rostro del castaño de veía tan erótico de esa forma.

Al correrse lo hizo en la boca ajena, el castaño trago todo sin reprochar.-me gustaría pensar que tienes energía, porque no pienso dejarte dormír.-

•••

Todo el día se la pasaron viendo películas y series, comiendo helado, frituras, dulces y postres. Todo el día así, hasta que la noche llegó.

Después de hablar y admitir que no se querían separar, decidieron que dormirían juntos esa noche.-le diré a mis padres que me quedaré a dormir.-

-recogeré todo esto.-

Syo no tenía preocupaciones, pues con tal solo saber que el rubio iba a estar en su casa, se había encargado de limpiar y acomodar todo.

Ambos subieron a la habitación, la cual asombro al rubio, pues sabía que el azabache no era muy ordenado. Se tumbó a la cama y cayó boca abajo.-no imaginé que limpiarias solo por mi.-

-ja, como si tu importaras tanto como para limpiar mi alcoba.-apago la luz y se acostó detrás del rubio, a quien abrazo y beso la nuca.-eres muy suave.-

-jaja gracias.-disfrutando de los besos en su nuca, no se dió cuenta de cuando el azabache había comenzado a tocarlo por debajo de la camiseta.-¿Qué haces?-

-hace mucho que no te doy atención.-

-no la necesito.-

-shh, no hables.-Syo se surmegio entre las cobijas, le abrió las piernas al rubio y se posicionó entre ellas.

Le levanto la camiseta y comenzó a lamer y morder ligeramente los pezones del chico.-Syo... Ngh.-

La mano del nombrado descendió, se coló entre los pantalones del rubio y comenzó a masturbarlo. Gabriel se perdía en la exitación. Sintió como sus deportivos eran quitados junto a su ropa interior. Un miedo comenzó a invadirlo.-¡Espera!-

Sintió como su miembro era succionado y envuelto con la lengua del mayor. Era cálido y muy exitante. Sin embargo se asustó aún más cuando sintió como un dedo se introducía por su retaguardia.

-¡Espera!-tanto era su miedo y sus ganas de ponerse de pie, que al intentarlo, se atoro con las cobijas y termino cayendo al suelo.

-¡Gabriel!-el azabache se levantó de la cama y estuvo dispuesto a ayudar al rubio, pero este lo alejo antes de que se acercará.

-no me toques...-ahi fue cuando Syo sintió miedo. Su amado ahora lo estaba mirando con miedo.

-lo lamento, ¿Si? Déjame ayudarte.-logro acercarse, lo cargo entre sus brazos y lo llevo a la cama, dónde lo depósito con suavidad.

Inmediatamente el rubio se cubrió con las cobijas.-quiero irme a casa.-

-es tarde, tus padres deben estar dormido y...-

-Syo.-el azabache lo miro fijamente. El rubio no podía ocultar su temor.-tengo miedo. Por favor, quiero irme a casa.-

Syo se levantó, recogió la ropa del rubio y se la entrego.-es tarde. Deberás quedarte aquí.-un dolor se hizo presente en su pecho al ver cómo el rubio estaba a punto de llorar.-descansa. Dormiré en el cuarto de mis padres.-se inclinó y logro depositar un beso en su frente.-ponle seguro a la puerta, para que duermas más tranquilo. Hasta mañana.-

El azabache salió y se quedó de pie frente a la puerta de su habitación, pudo escuchar como le ponían seguro a la puerta.

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El Lazo Que Nos Une. ››Sekaiichi Hatsukoi‹‹Where stories live. Discover now