Capítulo 19: "La voz de la venganza"

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Era capaz de caminar por las calles sin sentirme moralmente mal por no ser una ciudadana de Noxus, pues ahora lo era. Ser pareja de Talon antes me resultaba extraño ya que mi pasado pertenecía a Jonia, ciudad que batalló contra mi nuevo hogar, pero, luego de platicar con Swain, logré desvanecer esa barrera que no nos permitía permanecer en completa confianza.
Sin embargo, a pesar de que todo aquello había mejorado, una noticia empeoró lo que parecía ser mi logro más grande en el intento de borrar mi identidad. La tropa Noxiana estaba bajo la orden de desalojar al conjunto de personas que vivían en el sitio que yacía tras los más débiles muros de Noxus. En otras palabras, le quitarían el hogar a familias pobres e indefensas, sin mencionar que, en aquella zona, se hallaba el casi desconocido hermano de Talon. El objetivo de esto era, nada más ni nada menos, que engañar a Demacia, hacerlos entrar en confianza para luego, ya dentro de la ciudad, eliminarlos por completo. No estaba de acuerdo en lo absoluto, no era un grandioso plan de guerra en realidad, poseía otras perspectivas viniendo de Noxus, lo cual me desilcionó.

Talon, cuando a penas era un niño, se alojaba en las calles tratando de sobrevivir a su pobre economía. Días y noches pasaba sin comer con tal de proteger y ofrecer todo a su pequeño hermano menor. Pero cuando se vio obligado a unirse a las fuerzas Du Couteau, dejó de visitar a su pariente más cercano, pues ambos podían cuidarse solos. El tiempo transcurrió y ellos se distanciaron hasta olvidarse de sus caras, de sus personalidades. Talon no quería encontrarse con él por su propia seguridad, tenía muchos enemigos y si alguno de aquellos se enteraba que él poseía una familia de la cual preocuparse, no dudarían en contraatacarlo por ese camino cobarde. Después de todo, era un asesino a sangre fría.

Con esa excusa, me alerté cuando oí esa noticia, no estaba interesada en ver a mi pareja sufrir por mi culpa, por abrir la boca de más. De modo que decidí ir por mis propios medios en busca de aquel desconocido familiar que parecía traer consigo demasiados problemas.
-Ahri, ¿A dónde vas? Hoy es la cena con el general Darius, ¿Lo recuerdas aún?.- Me detuvo Talon.
-¿Eh? Tienes razón, casi lo olvidaba. Solo iré a visitar a alguien, prometo volver temprano.- Dije mientras salía en rumbo hacia mi destino- Tranquilo, no te haré esperar...- agregué dando la vuelta para guiñarle el ojo.
No poseía mucha información sobre su hermano, pero estaba segura que vivía en la zona Oriente de Noxus. Confiaba rotundamente en que mi habilidad de leer esencias me ayudaría a descubrirlo, después de todo, él compartía la misma sangre con Talon, no sería muy difícil de hallar.
Sin embargo, una vez allí, el entorno me devastó por completo. Era triste y lleno de ira, algo injusto, demasiado ruinoso. Los guardias gritaban a los ciudadanos ordenándoles desalojar sus hogares y, los que se negaban, eran fucilados. Familias enteras abandonadas, mujeres llorando al perder sus humildes hogares, niños completamente asustados al estar en frente de tal monstruo devorador, la milicia Noxiana.
Los superiores parecían disfrutar al ver el rostro de frustración de los hombres al perder todo lo que habían construido con demasiado esfuerzo sobrehumano. Algunos cadáveres de jóvenes valientes que intentaron revelarse en contra de la guardia yacían arrojados en los sucios suelos bajo extensos charcos de sangre y eran llorados por sus seres queridos, ¿Realmente Noxus estaba dispuesto a priorizar a sus enemigos ante sus habitantes? Mis principios Jonianos todavía prevalecían dentro de mí, no podía engañarme creyendo ser una auténtica Noxiana, pues no había nacido para ello.
Por dentro me incendié. Me dejé consumir por la ira que florecía en las esencias de cada una de aquellas personas que sufrían incontrolablemente por la injusticia que vivían en ese instante. Esos sentimientos me envolvieron y me transformaron en una raposa de fuego, una con furia ardiente desprendiendo de todo el cuerpo de una forma mágica y extraordinaria. Era la luz de la ira... De la venganza.

Sin encontrar otra salida, me abalancé hacia la guardia Noxiana dispuesta a asesinarlos. Arrojé mi orbe mágico, arrojé un ataque conformado por la voluntad de todos aquellos testigos que sufrieron por la corrupta justicia. Uno por uno los asesiné, disfruté sus últimos segundos de sufrimiento como si me alimentara de ellos, pues absorbí sus almas tan repugnantes. Recibí a cambio cientos de tajos con espadas y aún más sed de asesinato. Pero, por desgracia, todos aquellos que corrompieron las vidas de esas personas humildes habían desaparecido tan rápido que no había podido disfrutarlo por completo.
-¿¡Quién hoza desafiarme!?- grité con pocas fuerzas y empapada en sangre cuando gané aquella dolorosa batalla.
Sin embargo, esa no era yo, era la venganza, ella tenía un voz propia y única que decidió hablar dentro de mí con ansias de cumplir su significado.
Mis músculos perdieron fuerzas y todos los presentes me observaron como si fuera un monstruo al cual temerle. Caí en cuclillas y divisé dentro de cada esencia de los testigos, ellos eran buenas personas, no habría sido en vano mi tonto esfuerzo de vengarlos.
Un joven se me acercó con cierto temor, él poseía unos ojos tan reconfortantes que hasta me parecían familiares en cierta forma.
-Gracias... Íbamos a ser su entretenimiento si no llegabas tú- masculló mientras me observaba grato.
Sonreí levemente al notar que era él al que estaba buscando...

Del odio al amor.- League of Legends (Ahri x Talon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora