-TEN!

588 78 58
                                    


CAPÍTULO DIEZ;
(DECLARACIONES ENTRE NIEVE)

  MARIANNE NO SABÍA EN EXACTITUD  PORQUE Billy, quien solía ser de sus mejores amigos

Hoppsan! Denna bild följer inte våra riktliner för innehåll. Försök att ta bort den eller ladda upp en annan bild för att fortsätta.






  MARIANNE NO SABÍA EN EXACTITUD  PORQUE Billy, quien solía ser de sus mejores amigos. Había dicho tales cosas de ella, sabiendo que todas eran mentira, bueno, excepto lo del casi beso con Gilbert Blythe.

Era una completa tonta al pensar que el en verdad quería darle un beso a ella. Lo más probable es que el quería dar su primer beso, y Marianne era una presa fácil para eso. Había sido una tonta al pensar qué tal vez el le correspondía al sentimiento, había sido una completa tonta al pensar que alguien alguna vez le correspondería el sentimiento.

Se encontraba fuera de su casa, paralizada del miedo. Sabía que lo más lógico es que su abuela se enterara rápidamente del rumor que la involucraba, ya que ella era de las primeras en conocer todos los rumores del pueblo. Era cuestión de minutos para que su abuela se entere de la situación y tome medidas drásticas para limpiar su apellido.

Respiro hondo, era un tonto rumor inventado por un tonto adolescente, nadie lo creería. Pensó mientras abría la gran puerta, sin embargo aunque muchos podían no creer que Billy Andrews no tenía tanta credibilidad los Andrews eran una familia respetada.

— Abuela. —susurro Marianne apenas la vio en la entrada.— No me siento tan bien, creo que hoy faltaré al colegio.

— ¿No será que alguno de tus clientes te pego una enfermedad? —los ojos de la castaña se abrieron a más no poder, su abuela parecía creerle a Billy Andrews.— Pensé que te habíamos inculcado los mejores valores, pero parece que me equivoque.

— Abuela, yo no soy nada de lo que ellos dicen. —dijo con la voz rota, su abuela la castigaría de mil maneras. O eso pensaba ella.

— Le dije a tu madre que pasar tanto tiempo con puros chicos no era natural. —empezó a caminar de lado a lado, mientras unas cuantas sirvientas se acercaban.— Que algo raro estaba pasando, y cuando te quedaste a dormir donde los Blythe.

— Nada malo...

— Sabía que te aprovecharías de la enfermedad del pobre John. —la interrumpió.— eres Una mal agradecida, manchaste nuestro apellido. Los Barry, Los Andrews, incluso Los Gillis vinieron a mostrarme su apoyo en esta situación.

— ¿Sabes lo humillante que fue para mi? —volvió a hablar.— No Puedo si quiera ver tu cara, me das asco.

— Abuela, por favor. —dijo al ver como la mayor empezaba a subir por las escaleras.— Sabes que yo no sería capaz de tales cosas.

— Ya no se de que eres capaz, Cosette. —dijo fría, no le importaba lo que dijeran de su nieta. Ella había ensuciado el apellido que tanto le costó limpiar.— Me voy, mandaré a una profesora francesa para que te inculque modales. —anunció entrando a su habitación.— Cuando hayas logrado limpiar nuestro apellido volveré, intentaré persuadir a tu madre para que se venga con migo cuando su trabajo termine.

» Por el momento, vuelve al colegio y entrégale esta carta a tu profesor. —la menor tomó la carta que su abuela le estaba entregando.— Dice que si te juntas con algún masculino que no sea Thomas tiene todo el derecho a castigarte como el guste.

Hizo lo que ella le ordenó, y eso no fue el peor castigo de todos. Ya que el profesor la obligó a sentarse junto con Josie Pye y le indicó que ese sería su puesto permanente.





















Después de las horribles horas de clase Marianne decidió ir a ver a los Blythe, con la excusa de que quería pasar tiempo con su madre. Aunque la verdad iría a explicarle a Gilbert que no podrían estar tanto tiempos juntos.

Pero no todo sale como uno se espera. Ya que Ella fue con la intención de asegurarse que lo del día anterior no haya sido por lo que dijo Josie Pye. Pero el ya tenía mucho miedo por todo lo que sucedía en su cabeza, tenía demasiado sentimientos que nunca había conocido dentro de él.

Apenas llegó se encontró con Gilbert cortando leña, haciendo que Marianne se quede viéndolo durante un largo rato, se veía muy bien haciendo eso.— Mar. —gritó el con un sonrisa, haciendo que ella sonría ampliamente, ya nadie la llamaba así.

— Señor Gib, —dijo acercándose mientras se congelaba, al pasar tanto tiempo en Inglaterra se había olvidado de la cantidad de frío que hacía en la Isla en esas fechas.— ¿No le parece que el clima de hoy es un poco horrible?

— ¿Que dices? Si a la señora Mar le encantaba hacer guerras de nieve con su amigo del alma. —imitó el tono que ella había utilizado con el, parecía ser la única manera para hablar sin tener que mencionar el incidente del día anterior. Además ella suponía que Anne le había dicho, ya que el profesor le envío la tarea a Gilbert con ella.

— Resulta que el invierno de Inglaterra no es tan nevado como el invierno de mi adorada Avonlea. —dijo poniéndose junto a él, mientras el la miraba con una sonrisa traviesa.— Creo que me he desacostumbrado.

— Tal vez yo podría ayudar a que la señorita Mar se acostumbre. —dijo aprovechando que ella estaba viendo hacia otro lado para hacer una gran bola de nieve y lanzársela a la nuca.

— ¡Te arrepentirás de esto, Gilbert Enrique Blythe!  —gritó mientras se limpiaba con su mano la nuca, provocando que el soltara una carcajada, algo que adoraba de su amiga es que siempre le cambiaba el segundo nombre por un nombre en español.

— No me arrepiento de ninguna de mis acciones. —dijo el sonriente, sin notar la segunda intención de sus palabras.

— Pues muy pronto lo harás. —dijo mientras hacía una bola de nieve, y el empezaba a correr. Hacer enojar Marianne no era bueno.

Así empezó una guerra nieve que no parecía terminar. Era bueno tener momentos de amistad, solamente de amigos. Sin embargo ese lindo momento de amistad tenía que terminar, aunque sea para que ellos dos pudieran hablar.

Y así lo hizo. Marianne se detuvo abruptamente, cansada de correr y Gilbert no se dio cuenta de eso -ya que lo había hecho abruptamente.- y cayó sobre ella. Quedando en una posición un poco comprometedora.

— Me gusta Anne. —soltó el pelinegro sin quitarse de  encima de ella.

























se q había dicho dos por semana y este es el 3 pero me dieron ganas de actualizar.

pobre mariannee, me dolió hasta a mi.

PRETTY GIRL||.                                  g. blythe Där berättelser lever. Upptäck nu