-SIX!

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CAPITULO SEIS;
(LA RARA Y SU HERMANA GEMELA)

        LA PELIRROJA PARECÍA HABERSE HECHO bastante cercana a Ruby Gillis después de que ella se había quedado en la casa de ella

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LA PELIRROJA PARECÍA HABERSE HECHO bastante cercana a Ruby Gillis después de que ella se había quedado en la casa de ella. Cosa que no le agrado tanto a Marianne, a ella no le caía mal Ruby. Era de las únicas chicas que habían sido su amiga antes de irse del país.

Sin embargo luego del ataque de celos que la rubia tuvo frente a todo el salón esos empezaron a ser más frecuentes. Y a dañar la poca relación que les había quedado a ambas.

Anne y Diana la habían invitado a pasar tiempo con Ruby en un club que ellas estaban creando, sin embargo sabía que eso no saldría del todo bien. Así que prefirió declinar la oferta y dirigirse a la casa de los Gillis. No era el mejor lugar para huir de la mayor de las hermanas Gillis, pero por lo menos podría estar junto a sus amigos.

Apenas llegó junto con su hermano, ya que el tendría que ayudar con la construcción. Bajo las miradas desaprobadoras de la mayoría de los presentes, ella subió las escaleras detrás de su hermano. No se iba a quedar abajo sola mientras sus amigos hablaban arriba.

— ¿Que haces aquí arriba? —preguntó Billy Andrews al verla aparecerse por las escaleras.

— Gracias. —susurro luego de que Gilbert Blythe la ayudara con la ultima escalera, no había de que agarrarse ahí arriba.— Hola a ti también, Andrews.

— ¿No deberías estar ayudando a tu madre en la cocina? —preguntó el.

— Tu madre es de las jefas del grupo de madres poderosas, y tú sigues con tus pensamientos antiguos. —dijo ella separándose del pelinegro, ya que seguía con la mano de él en su espalda.— ¿Quien lo diría?

— Le dije que no era buena idea. —se defendió el castaño, tomando un pedazo de madera para empezar a construir junto a ellos, sin embargo los otros dos solo miraban a la joven.

— Cállate, tonto. —dijo ella volviendo a acercarse a la esquina donde estaba Gilbert.— Me das tu martillo, ya no quedan más.

— No sabes usarlo, de vas a romper todos tus lindos dedos. —dijo el con su típica sonrisa orgullosa. Sin embargo ella hizo sus ojos de por favor, sabiendo que nadie en su sano juicio se podría negar a eso.— Solo un clavo, luego de eso puedes sentarte a contarnos alguna fascinante historia a cerca de tu vida, hace días que llevas diciendo que nos contarás acerca de tus aventuras por Europa.

— Está bien. —ella aceptó, haciendo que el rubio que se encontraba cerca de ellos bufara.— pero tienes razón, no se hacerlo.

— Ven. —la jalo del brazo para colocarla cerca entre la madera y el. Logrando que las mejillas de ambos se pusieran roja.— Solo tienes que poner tu mano aquí. —habló contra el cuello de ella.— Así el martillo no te lastimara.

— E...está bi...bien. —tartamudeo, la cercanía y el aliento de el pelingero chocando contra su piel la hacían sentir cosas que ella nunca había sentido.— ¡Tara! —dijo volteándose, haciendo que queden extremadamente cerca.— Lo logre y no me lastime. —dijo lentamente.

— Bien, —sonó la voz recelosa de Billy.— ahora siéntate.

Ella le hizo caso, lamentándose apenas se separó. Aunque ella creía que era lo mejor, Gilbert no sintió nada, me estoy confundiendo eso es todo. Se dijo a sí misma.

Empezó a narrar lo poco que le gustaban los barcos, pero que había visto unos cuantos delfines mientras iban a Londres por primera vez. No era la historia más interesante. Sin embargo sus días en Europa no habían sido los mejores, ya que los había pasado extrañando Green Gables y a todos sus amigos.

Sin embargo su tonto relato, el cual tenía hipnotizado a Gilbert. Ya que el pensaba que cualquier palabra que ella dijera sonaba como arte. Sin embargo no lo diría en voz alta.  Fue interrumpido por la voz de Billy, quien parecía aún estar furioso por la cercanía que habían tenido la fémina con su compañero, y los ojos con los que ambos se miraban. El amaría que ella lo viera de esa manera.

— Miren. —gritó el rubio.— Es la rara y su hermana gemela. —la castaña levantó su cabeza del tejado. El rubio molestaba a todos así que podría ser cualquiera.— Mientras traigan comida, ni me importa si es Quasimodo. —apenas ella logró sentarse para observar quienes venían de encontró con una rubia tirada en el suelo.— Eso fue genial.

— Es su casa la que se quemo, ten más respeto, Andrews. —dijo ella empezando a caminar rápidamente hacia las escaleras, siguiendo a Gilbert, sin embargo no llegó a bajar.

— Las chicas son tan inútiles. —la castaña lo miró indignado. Cómo se podía atrever a decir eso.— Mejor se hubieran quedado en la cocina.

— ¿Que está mal contigo? —gritó Anne desde abajo.

— Váyanse a casa, horneen galletas. —gritó de nuevo.

— Entérate: ya lo hicieron. —dijo ahora Gilbert. Haciendo que la castaña soltara un bufido y empezara a bajar las escaleras furiosa.

— Es la casa de Ruby. —dijo de nuevo la castaña.— ¿Ya lo olvidaste?

— ¿Porque no se van y dejan a los hombres trabajar? —volvió a decir el rubio.

— ¡Dame ese martillo, yo haré el trabajo ya que estás demasiado ocupado molestando a los demás! —gritó Anne, logrando que ahora muchos de los hombres presentes se burlen de ella.

— Pensé que tenías más cerebro de lo que las personas insinúan, Andrews. —dijo la castaña subiendo de nuevo las escaleras para despedirse de su hermanastro, no se iba a quedar con ellos más tiempo.— Parece que me equivoqué.

— Si piensas eso, —dijo el rubio completamente frío.— es mejor que no me vuelvas a hablar, Blossom.

Y aunque a ambos les dolió era lo mejor para ambos. Ella no quería que más gente con esos pensamientos se le acercara, y el no quería sufrir por verla junto a Gilbert.

— Buenas tardes, chicas. —dijo a cercándose a las dos chicas, quienes ya se encontraban con Gilbert.— Hasta mañana, Gilbert.

— ¿No me vas a ayudar a poner más madera? —ella negó incómoda, Ruby miraba a Gilbert con fascinación, tanta que parecía no notar el intercambio de palabras.

— Mañana vuelvo a ayudar. —le aseguró, antes de acercarse incómodamente a darle un beso en la mejilla, como amigos por supuesto.— Voy a ver cómo está mi madre y tu papá.

— Salúdalos de mi parte, Cosette. —ella le pegó suavemente en el hombro antes de salir corriendo hacia la casa de los Blythe. Donde su madre se encontraba trabajando y acompañado a John Blythe.













billy está celosoooooo, esa es la razón de todas sus acciones x si no quedó claro y para q lo tengan en cuenta en los próximos capítulos. el rubio ese tiene serios problemas mentales, o sea, hacerle eso (lo entenderán en unos capítulos) a mi babyyyy, FUCK U BITCH. <33

Ps: ya voy a subir la historia de Dracoooo!!! se llama Someone You Loved. solo me falta un detalle y yaaaaa! estoy emocionada, vayan a leerla cuando salga, pls. <33

XOXO

PRETTY GIRL||.                                  g. blythe Kde žijí příběhy. Začni objevovat