➺Capítulo diez: Cuerpo y Alma

Start from the beginning
                                    

—Lo que hiciste en el autobús fue muy arriesgado. Recibiste todo el impacto en mi lugar.

—No existe riesgo para mí pero siendo sincero ahora que la anestesia esta dejando de hacer efecto tal vez debí pensarlo mejor. ¡Duele!

—Gracias por salvarme la vida.

—Creo que ahora estamos a mano ya la última vez te puse en peligro.

— Ahora que comprobé que estás bien y te di las gracias puedo irme tranquilo, sé que puedes sanar tus heridas pero trata de disimular un poco cuando seas dado de alta.

—¿Ya te vas?

—Debo regresar a mi casa.

La mandíbula de Dazai se tensa al escuchar eso.

—Quédate.

—Sí quieres puedo llamar a uno de tus amigos. Vendré a visitarte mañana y traeré tu carnet.

—Quédate, por favor...

En ese momento, escuchan el goteo de la lluvia que proviene del exterior. Chuuya resopla con exasperación.

—Supongo que no podré irme de todos modos.

***

Chuuya se acurruca en el sillón que esta junto a la ventana, lo ha convertido en una improvisada cama, una vez cómodo se cubre con una manta para luego cerrar los ojos, sin embargo, no consigue dormir. Los últimos días han sido extremadamente difíciles incluso para alguien como él.

—¿Chuuya?—Dazai menciona su nombre provocando que Chuuya abra los ojos y tome asiento.

—Aquí estoy ¿Qué sucede?

Las heridas de Dazai han mejorado notablemente en pocas horas, incluso ahora puede sentarse en la cama y moverse con total libertad.

—¿Cómo supiste del accidente?—El tono de voz de Dazai cambia cuando hace esa pregunta, es como si escuchara hablar a otra persona.

—Si te digo la verdad no me vas a creer—Chuuya abraza las rodillas contra su pecho y entrecierra los ojos con cierto pesar.

—Entiendo...—Dazai chasquea los dedos— ¡Ya sé! Hay que emparejar las cosas, te propongo esto, voy a confesar un secreto y luego lo haces tú, empiezo yo, no soy humano.

—Pero eso ya lo sabía.

—¡¿Qué?! ¡¿Cómo qué lo sabías?! —Dazai se inclina hacia adelante, realmente esta impresionado.

—Apareces y desapareces de la nada, dos ángeles de la muerte te persiguen y no podemos olvidar el detalle más importante de todos... ¡Moriste frente a mis ojos y volviste a revivir minutos después! No eres muy bueno ocultando esto.

—... Supongo que es cierto, no lo había visto de ese modo.

—Deberías ser más cuidadoso. ¿Acaso eres un niño?

—Soy mayor que tú por muchos años, deberías mostrar algo de respeto.

—Me salvaste una vez y ya exiges cosas, que maleducado.

Time / SoukokuWhere stories live. Discover now