Prólogo: El comienzo

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Aphelios era un niño paliducho y sin mucho que ofrecer para la supervivencia escolar. Su tez más allá de ser blanquecina, era el vivo contraste de los rumores de que era un chico enfermizo y de cuerpo débil. Sumado a los reiterados intentos de sus padres de integrarlo a través de docentes y otras figuras de autoridad, no era muy difícil darse cuenta que sus intenciones tuvieron todo el efecto contrario y crecería para convertirse en el objeto de acoso y distintos rumores.

¡Así es la vida!

De todas las cosas que tenía que soportar, había una en particular que había alarmado con especial énfasis a los adultos y generó un complot en todo el colegio.

"Claramente es acoso, ¡extorsión! No es posible que se deje que acosen a mi hijo de esa manera, mucho menos que me vengan a decir que no saben quien es el culpable..."

Aphelios lo ignoró todo. Solo le traería más problemas.

Al parecer, alguien había notificado anónimamente que todos los días aparecía una carta de acoso en el casillero del joven chico. Todos los días el la retiraría y leería y todos los días la respondería y la dejaría en su propio casillero. Pero los adultos no se enteraban de la última parte por más que lo aclarara, ¿verdad?

El acoso a través de las cartas de viralizó por toda la escuela. Todos sabían del caso del pobre niño que recibía constantemente una "amenaza" diaria por correspondencia y que el culpable seguía en la fuga. Fueron tiempos difíciles, mientras duró la "moda" hubo días en que su casillero aparecía lleno de papeles y basura (cosa que claramente antes no ocurría) además de que, seamos francos, no le gustaba para nada ser el centro de atención.

Cuando al fin convenció a su madre de desistir; los estudiantes prontamente se olvidaron del asunto y su vida volvía s la normalidad, incluyendo su rutina de seguir escribiéndole a su "acosador".

Ahora ya habían pasado muchos años desde que mantenía contacto con su anónimo corresponsal, 6 para ser exactos, pero la primera carta que recibió había quedado marcada en sus recuerdos para siempre. No habían pasado más de 3 meses desde que se integró al colegio, pero los rumores de los matones de su aparente mudez ya se habían esparcido por el salón. La carta llegó al día inmediatamente después de que Kayn le rompiera sus lápices de colores alegando que alguien con una discapacidad no debería asistir a clases. El ajetreo fue atroz y el niño había terminado con un mes de expulsión.

"querido niño nuevo
e oído qe no puedes hablar
es verdad?
se lo comente a mi ma y me dijo qe tenia qe hablarte
pero no sabia como si tu no puedes asi qe te escrivo esto
deverias comer zanaorias mi ma dice que acen bien para la voz

-se me olvido agregar Kayn tambien me cae mal me alegra que lo hayan echado
-se me olvido de nuevo revisare tu casillero mañana con tu respuesta ya que yo no uso el mio"

Letters [AU][SettPhelios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora