Capítulo Nueve: ¿Rusia?

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1.

Habían pasado una semana triste para nuestro querido pasivo favorito, habia estado buscando en todas partes pero al parecer nadie sabía de Rusia, tampoco la organización pasiva.

Ni el FBI acosador, CIA, nadie. :(

Y si ¿Realmente se había marchado? ¿Y si de verdad todo lo que los demás le dijeron era verdad? ¿Se habrá casando de sus pendejadas? La mente de México solo era un:

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

Y luego pasaba a un:

No, por supuesto que no, a veces se hace wey mi poste.

Y por último:

NOAKDKSKFKAKFOWOFKSNFNSLFKSMDMDAIFIKSKFIWODLAMWKFKSS.

Y bueno, no lo culpemos por preocuparse, si nosotras tuvieramos un novio como Rusia se nos caería la tanga por la preocupación.

Porque Rusia es vida, Rusia es amor.

Volviendo al tema, en esos momentos México de daba cuenta de que España si quería a su novio, porque no le dejaba de preguntar si lo había encontrado.

Y es que durante el tiempo en que el frijol y el hielo habían estado siendo novios, España ya se había acostumbrado de ver a su querido hijo hacer sonrisas cálidas en aquella piel tan fría.

España había notado como los ojos de aquel soviético brillaban cuando su polluelo gritaba cualquier idiotez a los cuatro vientos, contaba ahora con que hasta el momento, el euro-asiatico había sido el único capaz de comprender, aguantar, y ayudar a México.

Porque ni él mismo sabía todo lo que Rusia sabía de México.

Si el latino estaba triste, no faltaba aquel ruso mimandole como de costumbre.

Si México estaba enojado, Rusia sabía que hacer, comprandole comida y aquellas cosas que hacían poner de buen humor a su pequeño novio.

Y si México estaba feliz, era porque Rusia estaba ahí.

Para todos no era lo mismo ver a aquel mexicano caminar solo sin tomar la mano del ruso, sin reír mientras molestaba aquel poste de luz.

La costumbre de ver feliz a México, no era la misma, y todos lo sabían, porque más de la mayoría se preguntaban donde estaba aquel enamorado que era de el latino.

— Pa'. —llamo a España mientras abrazaba sus piernas.

El español solo hizo un ruido de curiosidad, dandole su atención a su hijo.

— Lo extraño mucho.

Uno, dos, tres.

— Lo se, príncipe, yo también lo extraño. —y con aquel cariño de padre, se acerco a su pequeño retoño, dandole un abrazo.

Porque muy en lo profundo, España quería mucho a aquel chico que le daba aquella felicidad a su hijo.








Hola. 😳✌

¿Dónde esta México?Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum