Espera, tu no te vas

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Pude sentir su mano correr por mi espalda me fue casi imposible entran en éxtasis, el contacto de su mano con mi cuerpo, saber que era ella me hacía sentir a salvo.

—Robert, ya es hora de que te vayas a la cama, tu necesitas dormir y yo tengo que recoger todo el desastre que causaron tu y tus amigos.

—No quiero dormir, estoy perfectamente bien, te ayudaré.

—Ese es mi trabajo, tu tienes que ir a la cama.

—Una de las ventajas de que esta sea mi casa es que yo decido que hacer y te ayudaré a limpiar, aunque sea un rato.

—Como digas, Rob.

La casa estaba patas arriba, yo no aguantaba la jaqueca por tanto alcohol, pero lo único que quería era quedarme a su lado, su presencia me tranquiliza y podría aguantar mil y una jaquecas más, solo por estar a su lado.

—Oye, Rob. ¿Que fue eso de al rato? Las miradas, lo de que soy tuya ¿Porque golpeaste Jimmy?

—Ahora no quiero hablar de eso, en un rato lo hablamos, ahora concentrémonos en limpiar para terminar lo más rápido posible.

—No te estoy pidiendo que me ayudes, vete a dormir, yo puedo sola.

—No sería muy caballeroso de mi parte dejarte sola y todo entre dos es más fácil.

Yo intentaba recoger pero me entretenía con facilidad viendo detalladamente cada uno de sus movimientos, su respiración suave que me arruya, sus manos delicadas tomando las botellas, todos los movimientos de esta mujer para mi son una obra de arte y yo solo quisiera ser su pintor, solo quiero naufragar en sus ojos  perderme en sus curvas, tan solo tenerla a mi lado siempre, esto solo me hace darme cuenta de lo fácil que es perderse en una persona y no tener ojos ni ganas para más nadie.

—Oye, Robert. Se que estas cansado, ve a dormir, te lo suplico.

—Pero acompáñame a mi habitación.

—Esta bien, tu necesitas un baño e ir a la cama.

Subimos las escaleras, ella a mi lado y solo pensaba en que quería esto todos los días, ahora su compañía se ha vuelto todo para mí.

—Aquí estamos, entra y durmete —Me encanta escuchar a Mónica darme ordenes.

—Acompañame.

—Robert, sabes que no puedo, tengo que limpiar.

—Solo serán unos minutos, espérame en la alcoba mientras me doy un baño, no quiero estar solo y necesito hablar.

—Esta bien, pero trata de apresurarte, si.

—Claro que si, pasa, siéntate ahí.

Entre al baño y empecé a desvestirme, es increíble el hecho de que la tengo aquí tan cerca que podrá escuchar el agua cayendo en la ducha.

Siento el agua correr por mi cuerpo, y no puedo dejar de pensar en ella, en lo de hace rato en sus labios calientes, no puedo dejar de imaginar que piensa ella.

—Oye, Mónica ¿Estas ahí?—le dije desde la regadera

—Aquí estoy, Rob.

—Sabes, amo que me llames "Rob".

Mónica no respondió, y yo solo podía pensar que quizá estaba incómoda y que era mejor dejarla ir si así lo desea.

—Mónica, siento la intensidad, si estás incómoda te puedes ir.

Recibí más silencio de su parte a si que deduje que se había ido.

Otra vez la mujer de mi vida se va, creo haber conseguido otra pero al juntar las señales pareciera que no me quisiera, estoy casi seguro de que Mónica es bipolar, o bueno, yo no entiendo a las mujeres, es que en un momento es como si me lo entregara todo, me da señales, me demuestra celos y de pronto se vuelve tan cortante y distante conmigo, quizá no estoy listo para seguir con decepciones, mejor antes de que empiece dejo esto así con Mónica no quiero causarle dolor y yo tampoco quiero salir herido.

Oh, Robert!Where stories live. Discover now