Capítulo 4

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 Chicas-os se que piensan: "todavía no termino con la otra historia y ya esta actualizando esta", el echo es que a la otra ya casi la tengo terminada, aunque aun me faltan varios capítulos por subir y cuento con bastante tiempo, también empece a escribir esta y llevo unos capítulos avanzados, por lo que me gustaría comenzar con las actualizaciones nuevamente, espero que les guste y disfruten.

 besitos 

Llego a su casa dispuesto a terminar los pendientes que tenía para poder así pasar la tarde con la intrigante dama que había conocido esa mañana, de pronto sintió como una de las puertas se abrían estrepitosamente y unos pasos malhumorados se escuchaban subir por las escaleras, hasta que se detuvieron justo al frente de la puerta de su despacho.

Espero expectante, sabiendo de quien se trataba.

-condenadas mujeres perfectas que se creen con la moral de andar reprendiéndole a uno las cosas que hacen o dejan de hacer, muy hermosas serán, pero tan aburridas-condeno su hermano mientras se sacudía el barro seco de su ropa sobre la alfombra.

-pues yo creo que más bien se debió a que tu trato hacia ella no fue lo respetuoso que debía, la dama hizo muy bien en remarcártelo-comento su otro hermano, Francisco, quien había sido más silencioso al entrar y que a diferencia de Williams, su ropa se encontraba en perfecto estado.

-es raro tener que reprenderte como a un niño por estar dejando la alfombra llena de barro-desaprobó Malcon, vio cómo su hermano le restaba importancia a lo dicho haciendo un movimiento con la mano y se recostaba sobre el sillón que tenía en su despacho, suspiro con cansancio sabiendo que su ama de llaves se enojaría por no haberlo detenido.

-cómo te decía, las mujeres de este condenado lugar son aún más insoportables que las que había en Francia.

-¿puedo preguntar al menos que ha pasado para que condenes a todas las mujeres de esa manera? Porque hasta la fecha yo solo me he topado con mujeres encantadoras-afirmo logrando que ambos hermanos dirigieran su vista hacia el

-eso es porque estas en busca de esposa y porque eres un duque, sin embargo, a los lores como yo, no le queda más que andar aguantando reprensiones de niñitas que se creen reinas

-pues yo sigo pensando que la mujer hizo bien en decirte aquello

-aún sigo sin entender-les corto nuevamente sabiendo que faltaba poco para que iniciaran una disputa.

-una niña, hija de un conde, hermana de no sé qué duque, me reprendió por no tener cuidado por donde camino, y al intentar ayudarla a ponerse de pie...

-no sin antes reírte de lo lamentable que se veía la chica por caer en medio de un charco de barro-interrumpió la explicación Francisco, Williams lo fulmino con la mirada

-el caso es que la maldita niña tomo mi mano que le ofrecí para ayudarla y empujo de ella tirándome al barro también y luego se levantó toda digna, comentando que era un ser totalmente irrespetuoso e irritable, se despidió con una perfecta venia y cuando me escucho reír, porque se veía totalmente graciosa cubierta de barro, se agacho y tomo un poco en su mano y sin ningún reparo me lo restregó en todo el rostro y luego se marcho

-a mí me pareció de lo más graciosa esa parte en específico-volvió a interrumpir su hermano quien normalmente serio se reía en ese momento a carcajadas-es más, en la próxima velada me voy a asegurar de que dicha señorita me acepte un baile-anuncio antes de salir silbando de aquella habitación

-pues yo no le pediría un baile ni que el mismo príncipe regente me obligara, ya podría quedarme sin dedos si de aquella dama dependiera-le grito antes de que su hermano desapareciera de su vista, se volvió a escuchar la carcajada que se volvía más lejana entre los pasillos

-lo correcto habría sido que te disculpara de la forma más galante y acompañaras a la joven a su casa

-esa niña no necesitaba de compañía, se podría defender perfectamente sola hasta de una manada de elefantes-comento aún más malhumorado por el regaño que estaba recibiendo

Malcon sacudió la cabeza sin poder creer que su joven hermano se encontrara en ese estado de mal humor, normalmente era el quien se reía a cada instante.

-pues si no tienes más que decir agradecería que me dejaras continuar con estos pendientes, tengo un compromiso esta tarde al que no me haría gracia faltar, y menos aún llegar tarde-afirmo

-es con una joven verdad, ten cuidado, las muchachas de acá tienen más carácter que un demonio-le advirtió antes de seguir el ejemplo de su hermano y alejarse por los pasillos

El duque se permitió soltar una risa y volvió a sumergirse en los papeles que estaba leyendo, no sin antes hacerse una pequeña nota mental de recordarle a su hermano que en la siguiente ocasión que se encontrara con la dama, se disculpara por su reprobable comportamiento

...........

-una nota, mi lady- interrumpió una de las empleadas

Joselyn, quien se encontraba recostada sobre la cama, se incorporo de repente con una ceja levantada ante la sorpresa de lo dicho por la joven que acababa de entrar y le entregaba la hoja doblada y atada con un moño de cuerda roja.

Tomo el papel amarillento y miro el sello que la cerraba sin reconocerlo en absoluto, la abrió y se encontró en ella con una perfecta caligrafía de alguien que acostumbraba a enviar cartas.

Admiro la letra cursiva levemente inclinada, las letras mayúsculas trazadas cuidadosamente y el color negro de la tinta y entonces la leyó en voz alta, para que la joven que parecía más entusiasmada que ella por escuchar que decía la nota y saciara de pronto su curiosidad.

-oh señorita, es tan romántico, aunque tiene que tener cuidado, los hombres así raramente son reales, se comportan de esa manera un tiempo y luego pum, de la nada se vuelven bestias salvajes que no tienen el menor reparo de abandonarla a una e ir por alguna mujerzuela que se les ofrezca en el camino

-tonterías, el parecía un real caballero, además solo es un paseo, nada indica que yo le agrade o que él me agrade de esa forma a mí, aunque no dudes que me quedare callada si resulta ser otro petulante con cara de Dios

Suspiro una vez más y sonrió ante los nervios que se amontonaban en su estómago al leer nuevamente la nota del duque, que le informaba a qué hora pasaría por ella.

Se levantó de su cama y se encamino a la habitación de su hermana para contarle su paseo de esa mañana, sin embargo, lo que se encontró logro hacerla soltar una carcajada.

Dentro de una bañera llena de barro se encontraba una Lizeth, con el rostro pétreo y mirada perdida mientras su doncella intentaba, sin mucho éxito, quitar el lodo del cabello de la misma. Ante la carcajada de Joselyn, ambas se volvieron a mirarla.

Un Encuentro de amor #3- En otra app (Dreame)Where stories live. Discover now