Drabble dos.

1K 160 5
                                    

Jiāng Chéng acababa de sufrir el susto de su vida cuando un tráiler se volcó a un par de metros de su auto, el chófer no sufrió daños de milagro, a él sin embargo se lo llevaron en la ambulancia envuelto en dos mantas, abrazando a su nuevo cachorro que acababa de adoptar.

Siempre molestó a su hermano mayor por tomarse en serio las películas de Destino Final, ahora decía ser el siguiente en la línea, ¡un maldito tubo le rompió el parabrisas!, ¿¡y si hubiera sido una varilla!?

El fiero adoptador compulsivo de cachorros abandonados, ya tenía dos semanas sin salir de casa, con la excusa en el trabajo de tener un hueso roto, mandando una foto de una vieja radiografía, al grupo de WhatsApp del trabajo, ya después se las arreglaría consiguiendo un acta médica con su amigo HuaiSang.

Un mes más pasó, su hermana le llevaba la despensa, a veces él la compraba por teléfono o en línea, su pareja no dejaba de preocuparse, decidiendo mudarse con él un tiempo para cuidarlo.

Lan XiChen pidió sus vacaciones con antelación, llegando después a casa de su novio con un par de maletas, en su camino por la cochera ahora vacía pues el auto ya ni lo quiso mandar reparar, notaba a sus cachorros decaídos por el estado paranoico de su dueño.

Ya adentro de la casa, lo halló a oscuras comiendo nieve de vainilla tranquilamente, mirando fijo a la televisión apagada, supo en ese instante que iba a ser un proceso complicado.

La primer semana, a base de masajes, canciones relajantes, recordando viejas fotos, pareció bajarle considerablemente el estrés, la segunda semana consiguió hiciera un sándwich sin temerle al cuchillo, estaba sumamente orgulloso, pronto trataría de convencerlo de hablar, luego de tomar una pequeña terapia, asegurándole que lo acompañaría si deseaba no estar solo.

Con trabajo duro, alta dedicación y paciencia, XiChen convenció al afectado par salir y tener terapia, cinco meses después del altercado.

En las primeras dos sesiones declaró el horror desde que frenó pensando no lograría esquivar, que casi se golpeaba la frente contra el volante, su perrito gritando aterrado por el frenón en la parte de atrás, él creyendo al conductor muerto, y para rematar, un maldito tubo que se desprendió de la carga, yendo directo a su vidrio, quedando una parte en el asiento del copiloto.

Las siguientes sesiones tocaron el tema de superación, apreciación, dejar la negación, dormir adecuadamente, volver a confiar.

Chéng ya comenzaba a hacer pequeñas compras, siempre acompañado por su novio, quien para su desdicha, ya había vuelto a trabajar, lo veía únicamente en las noches, no sentía fuera eso suficiente, pero dentro de todo el trauma, conservaba gran parte de su orgullo y no lo demostraba.

A los ocho meses salió para encontrarse con él, subió a un taxi, no miraba a los lados, mantenía la calma, cuando bajó, el mayor ya estaba esperando en el lugar acordado, el parque donde se conocieron haciendo ejercicio.

—Lan Huan, gracias por venir.
—WanYín, no hace falta, estoy orgulloso de ti, me has sorprendido.
—Sí, no es el punto, además del terror a una muerte repentina, me di cuenta de algo.—"No me he dado el tiempo de apreciar lo que es importante.", el orgullo puede cegar, y uno aprende solo -si tiene suerte- a saber bajarlo un poco cuando es necesario.

—¿Qué es lo que has descubierto?
—No soy bueno apreciando, te tomaste tantos meses para ayudarme, ¿cómo sabes o no si yo lo haría por ti?
—Lo harías, así como te he visto ayudar a escondidas a tu hermano, así como cuando salvas perros, así como eres transparente enojado o triste, no importa cuanto explotes, ni cuanto grites, sacas todo, y veo lo mejor hasta en lo peor.

"¿Por qué nunca puedes darme una respuesta sencilla que no me haga arrepentirme de hablar?...", resopló, él era lo mejor de su vida, incluso mejor que adoptar perritos.
—Así que, te aprecio mucho, gracias. —Oh pero qué románticas y gratas palabras de un novio.

—WanYín, puedes empezar apreciando las pequeñas cosas de la vida, y no me agradezcas. —Acto seguido, le dio un fuerte abrazo, luego un beso en la frente. —Así.

¡Oye!, ¡no soy una cosa pequeña!, ¡sólo eres tres centímetros más alto!

XiChen no pudo aguantar la risa, su novio ya estaba lo suficientemente recuperado como para gritarle, qué alegría.

Incorrect quotes, drabbles Modern XiCheng.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora