Capítulo 10.

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🦋Geraldine🦋


Miro mi nuevo cuarto, me siento en la cama todavía algo incomoda por mudarme. Limpio mis lágrimas y trato de evitar sentir esa punzada de dolor en el pecho.

Ayer enterraron a mi madre y no fui lo suficientemente fuerte como para ir.

Me siento patética.

Mi madre ni siquiera me quiso lo suficiente y yo aquí llorando por ella. Estuve hablando mucho con mi tía al principio con recelo pero una vez que note la maravillosa persona que es me fui relajando.

No se parece en nada a mi madre en el sentido de maternidad, ella me refugió en su casa sin pensarlo dos veces, mientras mi madre solo pensó en ella misma. Me contó sobre ella, que ya tiene treinta años pero sigue soltera, dice que conoció muchos hombres a lo largo de su vida, pero ninguno que valga la pena recordar. Vive sola en esta enorme casa y me extraña que no se sienta sola, me contó sobre mis abuelos que murieron hace unos años por la edad.

Su casa es muy bonita y acogedora, está cerca del colegio lo que es un gran alivio, pero algo más lejos de la casa de Danielle, eso me recuerda de qué mañana ya es lunes y tendré que ir a cuidar al pequeño de Nathan.

Con tal de que no esté el insoportable de Cayden todo irá bien.

Me pone demasiado nerviosa estar junto a él.

Siempre fui muy solitaria no es porque no intente hacer amigos sino que todos tenían una mala impresión de mí, se dejaban llevar por los chismes. Mi única amiga es Cindy, con la cual no he hablado. He ignorado sus llamadas, no sé cómo decirle lo de mi madre me costará soltarlo, ella nunca me juzgo ni nada pero ella tiene la vida perfecta. Padres que la aman, hermanos, un novio perfecto, lo que me hubiese gustado tener yo algún día.

Me río solo con pensar aquello, ni siquiera he tenido novio alguna vez, ni lo tendré. Nadie me querrá nunca, sabiendo la maldita enfermedad que tengo.

No soporto vivir.

Y las marcas en mis muñecas lo demuestran.

Por suerte mi tía Celia no se percató de eso, no quiero tener que dar explicaciones sobre ello. Tomo mi libro de la mesita de luz y lo abro, pero justo en ese momento tocan la puerta.

—Pasa —Murmuro en tono bajo.

Se me da fatal levantar la voz.

—Hola —Farfulla Celia entrando al cuarto— ¿Vas a cenar?

Niego con la cabeza.

—No, no tengo hambre, pero gracias por preguntar.

Ella hace una mueca mientras se cruza de brazos.

—Ger... no has comido nada hoy —Dice y yo la miró frunciendo el ceño.

— ¿Y? a veces no comía en días.

Ella se lleva la mano a la boca sorprendida.

—¿Qué?

Retuerzo mi cabello incomoda. Debo aprender a mantener la boca cerrada.

—Pues, antes no me alcanzaba el dinero para la comida... y bueno —Me calle, no era algo que me gustase recordar.

Recordar las veces que mi mamá me exigía dinero para sus bebidas me dolía, ni siquiera pensaba en que su hija debía comer.

Como dije antes, solo pensaba en ella.

Ella tiene lágrimas en los ojos, se puede notar como lucha internamente para no echarse a llorar.

Volver A Amar. #2Where stories live. Discover now