Capítulo XVI : "Hombres y mujeres somos iguales"

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Todo sexo se hace pequeño bajo el mando de la muerte

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Todo sexo se hace pequeño bajo el mando de la muerte..."

Desvía su mirada del libro que estaba leyendo y la enfoca en el sendero que hace camino a la puerta de su casa

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Desvía su mirada del libro que estaba leyendo y la enfoca en el sendero que hace camino a la puerta de su casa. Divisa luego de la reja a una mujer cerca de los 47 años con una mano posada encima de la misma.

La susodicha aprieta la mano, observando todo a su alrededor, con el ceño fruncido hasta que observa a la muerte, sentada en un banco cercano a la puerta de la morada de la parca.

-¿Qué haces aquí? -grita estupefacta intenta de averiguar la mujer a pesar de lo lejos que está del shinigami.

-Esa es mi pregunta. ¿Qué haces aquí? -tomando su papel, aún sin saber cuál es. No esperaba una visita, últimamente sucedía mucho, ya no le extrañaba.

-¡No lo sé! -la muerte le hace una señal de que pase. Aún dubitativa, la invitada acepta su propuesta y sin mirar a los ojos de la muerte le dice-Luego de que pensé que...lo siento, debe haber sido un sueño.

-Pues dime ¿Qué hiciste en tu sueño?

-Nada mi amor, solo hacía lo que tú me mandaste, como siempre. Los hombres tienen superioridad ante una mujer.

"Shin" deja de fruncir el ceño al darse cuenta de su papel y de qué es lo que está pasando, ya se estaba tardando-Solo estaba leyendo.

-Tu no lees-esta vez la que luce aturdida y extrañada, frunciendo el ceño, es la visita.

-Todo cambia aquí cariño-merodea la mirada por todo el lugar a pesar de que lo conoce como la palma de su mano.

-¿Dónde estamos Edwin? -le sigue la mirada a su "marido", para luego fijarla en sus manos, entrelazadas delante de ella.

-Estamos en un lugar muy diferente-culmina sin saber cómo llamarla.

-Alice -le susurro para que solo él lo oiga antes de que se le vaya el asunto de las manos y no logre su trabajo.

Su mirada refleja duda, desconcierto y temor al no saber de dónde viene mi voz y sin saber quién soy, a pesar de que me ha escuchado otras veces, sigue sin saber quién soy y de dónde provengo.

-¿Qué pasa cariño? Hace un rato estás mirando a tu alrededor.

Niega repetidamente. A pesar de todo, sigue con su acto como si nada.

»...Alice, solo tengo una pequeña pregunta-observa cómo los cabellos color café de Alice se mueven acorde a la suave brisa que sopla a su alrededor-¿Por qué lo mataste?

-¿Lo? ¿A quién cariño? -inquieta, mueve sus pies con suavidad de un lado a otro al igual que sus delicadas manos con pequeños cortes.

-Oh disculpa querida. Me presento-deja reposar al libro a un lado en el banco y se levanta con suavidad-Soy lo que ustedes conocen como la muerte, aunque últimamente me llamaron Shin.

-¿Qué? Estás bromeando amor-su voz le tiembla con cada palabra que suelta.

-Perdón-muestra su verdadera forma, lo cual provoca que Alice se caiga de rodillas al suelo, tapándose la boca con las manos y soltando un sin fin de lágrimas-Tranquila, no te voy a hacer nada, total, ya estás muerta. Solo que me queda una duda, ¿Te mataste tú misma o te mató él antes de morir? -se señala a sí misma, sin poder articular palabra alguna-Me alegro.

Rodeando a su invitada observa con detenimiento su espalda, llena de moretones, algunos rosados, otros ligeramente morados y algunos que se observan peor, casi negros.

-Entiendo por qué lo mataste. Explotaste, luego de tanta tortura y tanto sufrimiento debiste cansarte, ¿No? Ven conmigo, te trataré las heridas y te haré un delicioso té-le brinda la mano, Alice aún con los ojos temblorosos y rojos al igual que su nariz decide tomarla y levantarse con su ayuda.

Ya sentada en un sillón, con su té siendo sostenido con ambas manos y vendajes en toda su espalda y muslos, se le ve más tranquila.

-Pese a que tu aspecto verdadero es horrible-sonríe levemente, mostrando la primera sonrisa honesta desde que llegó-No te tengo miedo.

-Es un efecto que tiene este aspecto, para que los que lleguen no se espanten, simplemente los atrae.

-¿Por qué no me juzgas sobre lo que he hecho?

-Entiendo tus razones, explotaste, te cansaste de que te maltratan y te golpearan. Eso no es una excusa para haberlo matado, pero al menos, luego de hacerlo, te diste cuenta de tu error y pagaste por el matándote. No creo que te deba juzgar, cometiste un error, todos los humanos lo cometemos.

-¿Cometemos? -toma un sorbo de su té, se ve que lo disfruta, muestra una risa pequeña y se sopla la nariz con un pequeño pañuelo que le brindó con anterioridad la parca.

-Olvida eso-cambia de tema rápidamente-Cómo seguía diciendo, no tengo porqué reñirte, ese hombre era lo peor, un machista de los pocos que quedan, el feminismo está enseñando que las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres.

-Gracias por comprenderme.

-Solo hago mi trabajo. Perdón si ha sido poco tiempo, pero ya tengo que terminar mi labor-se encamina a su habitual asiento, sacando su agenda y tacha el nombre aparecido luego de la aparición de Alice.

-Gracias muerte. Pero tengo una duda-ya la parca había alado la palanca antes de que ella empezara a hablar-¿Eres hombre o mujer?

Y así, con una pregunta sin contestar y una incógnita en el aire, desaparece la susodicha, dejando por inconclusa la conversación.

Y así, con una pregunta sin contestar y una incógnita en el aire, desaparece la susodicha, dejando por inconclusa la conversación

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Enamorados de la Muerte [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora