4. Al final de la fiesta

Start from the beginning
                                    

Dion hubiera preferido que la invitación llegara de Casio, pero aceptó. Fue con Rufus hacia donde se agrupaban quienes bailaban, y se tensó al sentir la mano del otro posarse sobre su espalda, aunque el gesto no tenía nada de maligno. Rufus podía parecerse un poco a su hermano en lo físico, pero su energía era distinta: más dura, menos amable. A pesar de eso, se dejó guiar al ritmo de la música y terminó encontrándolo divertido.

—Bailas bien —reconoció Dion—. ¿Es de familia?

—¡No, Casio es horrible! —respondió Rufus, riendo. La mirada de Dion buscó a Casio entre el público, y no lo encontró. Rufus aprovechó su distracción para atraerlo más contra sí y susurrar—: Eres un hada, ¿verdad? Casio mencionó que intentaría invocar una, y antes de la batalla me dijo que había recibido una bendición. Te vi con él hoy más temprano caminando por el castillo. Levitabas. No te preocupes, no le diré a nadie.

Saber que había sido visto levitando inquietó a Dion, aunque en retrospectiva no había tenido demasiado cuidado. Creía no haberlo hecho frente a nadie más que Casio y Nora, pero era posible que alguna de esas veces alguien más hubiera estado cerca. O quizás se le había escapado, por hábito.

—Gracias —dijo Dion.

—Pero sí hay algo que me gustaría saber —murmuró Rufus, confidente—. ¿Es cierto que puedes cambiar la suerte? ¿Cómo se hace? ¿Puedes hacerlo conmigo también?

Sintiéndose atrapado en el agarre de Rufus, y tan cerca de él que podía oler un dejo de aroma a licor en su aliento, Dion se estremeció.

—No debería volver a hacerlo. No es algo que se pueda hacer a la ligera. Perdóname.

—Entiendo —dijo Rufus—. Además, no podrías ir cambiándole la suerte a todo el mundo.

Dion asintió, y respiró aliviado cuando Rufus aflojó la presión con que lo apretaba. No quiso preguntarle por qué quería cambiar su suerte, por miedo a darle esperanzas. Rufus pareció superarlo rápido, sin embargo. Después de un par de vueltas más, volvió a su lugar junto a Dalia riendo y elogiando la habilidad de Dion para seguirle el ritmo, que según dijo, no era fácil.

—¿Qué opinas de Rufus? —le preguntó luego Dion a Alhelí, que se había escondido en un rincón del jardín con una miga de pastel de fruta, adentro de un tulipán.

—No sé, no es de venir al jardín —dijo ella, asomándose—. Pero su hechicera no me gusta, por más linda que sea. Arranca hierbas sin pedirles permiso, y nunca le habla a las flores. Una vez se me quedó mirando. Creo que puede verme, aunque yo no quiera. Es mucho más poderosa que Nora, pero supongo que el rey se dio cuenta de que no es igual de confiable, y por eso no la eligió como asesora. Yo también prefiero a Nora —concluyó, señalándola entre el gentío. Nora no se veía muy a gusto. Apretaba la tela de la falda de su vestido con sus puños, y se quedaba al margen de la muchedumbre lo más que podía.

La noche siguió su curso. Cuando Dion perdía a Casio, que a veces se veía atacado por los ya clásicos grupos entusiastas que competían por su atención, Nora estaba allí para servirle de apoyo y ancla dentro del caos. En cierto momento, en un escenario armado afuera, un grupo de teatro hizo una representación de la batalla de Casio contra la reina guerrera, completo con alguien que llevaba una peluca blanca para interpretar a la hechicera albina; y la obra terminaba con la reina rindiéndose y pidiendo piedad de rodillas.

Más adelante, Dion aceptó otras invitaciones para bailar, aunque lamentó que la de Casio no llegara. Después de conceder unas cuantas danzas, se apartó para descansar y se acercó a la mesa, donde alguien le ofreció una copa. A través del gentío vio a Casio rodeado por una nueva bandada de adoradores. Él notó la mirada de Dion y le dedicó una mueca de frustración a distancia. «Espérame», vocalizó moviendo los labios, y Dion respondió que sí con la cabeza.

El licor que le habían servido era muy dulce, pero con un retrogusto fuerte desagradable. No era evidente de primera, pero pegaba con tanta fuerza que hacía arder el paladar. Dion lo apoyó sobre la mesa sin terminarlo. El ruido le hacía zumbar los oídos, y el cansancio estaba haciéndose sentir.

La fiesta no tenía signos de acabar pronto. Dion caminó hacia un rincón más solitario, y una oleada de náuseas le hizo tropezar. Se apoyó en la pared, que pareció deformarse cuando la tocó, haciéndolo resbalar. Ya no existían líneas sólidas a su alrededor, y la fuerza que le quedaba estaba siendo devorada por dentro. Incapaz de seguir resistiendo, se sintió caer. Alguien lo sostuvo, mientras una sofocante oscuridad se lo tragaba. No podía respirar.

ooo

Lo primero que sintió al volver en sí fue un gusto amargo. Su lengua y paladar estaban adormecidos. Tenía algo dentro de su boca, un trapo empapado en un líquido repulsivo que corrió hacia abajo por su garganta, cuando su mandíbula se tensó por reflejo. Intentó escupirlo hacia afuera de su boca y no pudo; un trozo de tela ajustado entre sus dientes y anudado en su nuca lo impedía. Trató de mover los brazos y se dio cuenta de que tenía las manos en la espalda, y que estas estaban inmovilizadas por cadenas, al igual que sus piernas. Intentó usar magia y no fue capaz de invocarla.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad y vio los barrotes, entendió que estaba en un calabozo. 

Continuará

Me dio lástima hacerle esto a Dion, pobre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me dio lástima hacerle esto a Dion, pobre. Me siento un poco culpable dejándolo justo ahí.

¡Espero que te animes a seguir si llegaste hasta acá! :3

AGREGO ALGO NUEVO (84 años después de publicar este capítulo): estas son dos imágenes de personajes hechas con los generadores del sitio picrew.me (pueden visitarlo para crear sus personajes o avatares). Son Rufus y la reina guerrera.

A Rufus le gusta usar barba y por eso queda mayor que Casio xD Y la reina es más musculosa que eso, pero no podía variar el cuerpo en el generador

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

A Rufus le gusta usar barba y por eso queda mayor que Casio xD Y la reina es más musculosa que eso, pero no podía variar el cuerpo en el generador.

¿Y DALIA? Está en unos capítulos más adelante, así como Nora y Alhelí (jajajaja, son como figuritas coleccionables, van saliendo de a poco xD).

Gracias por votar y comentar. ¡Un abrazo!

El príncipe de las hadas (completa)Where stories live. Discover now