Cartas sin destinatario

María Fernanda

Hace poco decidí quemarme con el fuego que es ella.
Me hablaron tanto de ella que quise conocerla por mi propia cuenta.
Saben, ella es paz.
María Fernanda es paz cuando me encuentro en guerra.
Ella es el atrevimiento en mis miedosos instantes.
Así como la ves valiente, conforme pasa el tiempo muestra sus miles de inseguridades y algo de desconfianza.
Pero así es ella.
Unas veces me toca ser su fuerza cuando ella es debilidad. Soy la calma de sus miles de inseguridades convertidas en tormentas.
María Fernanda es mi guerra fría.
Es veneno y antídoto al mismo tiempo.
Soy su problema y solución a la vez.
Cuando llueve, ella es mi paraguas ante una lluvia de problemas.
Cuando hace frío, yo soy su abrigo ante la frialdad del mundo.
Me han dicho muchas veces que deje de quererla. Pero, ¿Qué caso tiene dejarla cuando yo en sus brazos me encuentro en un lugar seguro?
María Fernanda, si no me ocupas, me preocupas.