La chica del pelo negro y la mirada celeste se despertó. Seth no se encontraba a su lado. Esto no la sorprendió, teniendo en cuenta que él nunca dormía con la chica. Juliet sabía que ni ella era capaz de espantar sus pesadillas, y el chico no quería que viera como, noche tras noche, su mente parecía entrar en un negro vacío del qual no había la más mínima salida.
La mente dominaba a Seth.
Pero aquella calurosa mañana de domingo, Juliet notaba que se respiraba un ambiente extraño en la habitación. Él no estaba en la silla delante de la cama, dónde acostumbraba a escribir poesía mientras ella dormía.
Seth creía que Juliet era un ángel. Y el amor entre ángeles y demonios nunca había sido compatible.
Aquelle mañana, la chica de los pelos negros se vistió con una camisa de cuadros que le llegaba a las rodillas y se dispuso a salir de la habitación para ir a buscar a Seth, cuando vio que un camino hecho con pétalos de rosa salía de su habitación y se dirigía pasillo abajo.
Ella supuso que debería seguirlo.
Y así lo hizo.
Con el corazón a punto de salirle del pecho, empezó a recorrer el camino con sus delgadas piernas hasta llegar al balcón.
Y allí, como había supuesto, se encontraba él.
Se había sentado en la barandilla y observaba, cautelosamente, el vacío que se extendía a sus piés. En una mano sostenía una margarita, y en la otra, un cigarrillo que ya se estaba acabando.
Juliet sonrió, con esa media sonrisa gélida que solo ella tenía, y se acercó a él.
- ¿Porqué me has traído aquí?
Él no la miró.
Ella entendió que quería que se sentase a su lado.
Muchas veces el silencio era lo único que ambdos compartían.
Y allí se encontraban los dos, subidos a la barandilla observando el amanecer.
- Esto es para ti.
Seth sacó la margarita que llevaba entre los dedos y se la puso a Juliet, con suma delicadeza, detrás la oreja izquierda.
En aquél momento, él pensó que se veía hermosa.
- Es irónico - dijo Juliet.
- ¿El qué?
- Que el camino hasta aquí fuera de pétalos de rosa, teniendo en cuenta que me acabas de dar una margarita. Es como si quisieras compensar el dolor con amor, Seth.
- Bueno Juliet, la vida en si ya es irónica, ¿no crees?
Ella no respondió.
Entonces, Seth se giró y la miró.
Ella le devolvió su gélida mirada.
Y así se quedaron durante unos segundos, hasta que la mano de él acarició su mejilla y le susurró un frágil te quiero a su oído mientras la besaba.
Y así se quedaron, fundidos en un solo ser a un paso de la muerte.
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after you.
Teen FictionMe dejaste, Seth. Me dejaste. Sola. Sola y con mi corazón roto en pequeños pedazos. Ahora yo tendré que reconstruirlo. Poco a poco. Pero dime algo, ¿Cómo podré hacerlo si aquello que más quiero es lo que me ha destruído?