La llamada

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     Justo en ese momento desperté y estaba bañado en sudor, el corazón me latía fuerte y me sentía cómo si todo había ocurrido de verdad. Un poco aturdido me senté en la cama y luego de unos segundos suspiré aliviado porque sólo había sido un sueño, o no, más bien una pesadilla, la más terrible que había tenido en años. Mi pequeña Emely, no podía imaginarme una vida sin ella.

     Aunque quería sentirme tranquilo porque sólo había sido una pesadilla sentía una pequeña preocupación dentro de mí, así que luego de desayunar decidí llamar a la madre de Emely para avisarle que pasaría a buscarla esa misma tarde.

     El teléfono sonaba y mientras, me preguntaba si al abrirse la línea escucharía la dulce voz de mi pequeña como solía suceder o si sería la voz amargada de Valerie, con quien ya no podía sostener una conversación de más de 15 minutos. Para cuando nos enteramos de que ella estaba embarazada de Emely ya nos habíamos separado, nunca vivimos bajo el mismo techo y las cosas no terminaron muy bien que digamos, es más, de no ser por la niña no hubiésemos sabido nada el uno del otro.

-¡Aló! — Respondió Valerie, con tono de fastidio.
-¡Buenos días!
-Dime.
-Por favor prepara la niña que quiero pasar esta tarde a buscarla.
-Bueno, ella anda para un retiro con Mami y vienen en la noche.
-¡¿Cómo?! ¿Y por qué no me dejaste saber?
-Mira Marcos no comiences, Mami se la llevó y ya.
-Okay ¿Y dónde es ese retiro?
-En Nagüa.
-Okay, entonces la veo en la semana.
-Está bien, tú me avisas.

     Y así eran nuestras conversaciones, ni un "¿cómo estás?" ni "¿qué tal todo?" pues lo único que nos mantenía en contacto era nuestra hija. No teníamos un acuerdo organizado de los días que podía ver a la niña ni nada, los días que tenía algo de tiempo libre simplemente llamaba para que la alisten y así poder pasar a buscarla.

     Aunque no la veía todos los días mi relación con Emely era grandiosa, era una niña muy curiosa y siempre estaba haciéndome preguntas sobre cada cosa, su inteligencia y ocurrencias tenían el poder de sorprenderme en cada ocasión, juntos pasábamos momentos inigualables, Emely era para mí la luz de mis ojos.

     Luego de aquel terrible sueño traté de no pensar en ello y tener un día normal, aún así, el saber que Emely se encontraba tan lejos no me permitía estar tranquilo, me sentía muy inquieto y con unas ganas inmensas de verla, de abrazarla y de sentir ese olor tan peculiar que me llenaba de paz. En eso de las 5 de la tarde recibí una llamada de Valerie, estaba llorando desconsoladamente y me costaba entender lo que estaba tratando de decirme, lo que sí supe de inmediato era que algo terrible había sucedido.

     Cuando al fin pude entender lo que me decía volví a sentir todo el terror que había experimentado en aquel fatídico sueño. Mis ojos se llenaron de lágrimas y mis manos empezaron a temblar mientras me esforzaba por mantener el teléfono en el oído para asegurarme de que lo que había entendido era correcto, no podía ni quería creer lo que estaba escuchando.

EmelyWhere stories live. Discover now