Prólogo

576 114 40
                                    

Corre. Vamos.

Corre Cassandra, corre.

Me repetía mentalmente. Desesperada, aterrada, agitada.

Pero se estaba haciendo tarde. Ellos vienen detrás de mí. Me están alcanzando. Yo no tengo idea de que hacer, de qué pensar. Solo tengo la clara idea de seguir corriendo.

Seguía y seguía, pero parecía imposible salir de aquí. Los frondosos árboles impiden que tenga una mejor visión de donde estoy pisando, sabía que en cualquier momento podía caer. Pareciese que el bosque me consumía y me perdía entre la negrura de la noche. Haciéndome creer que era infinito.

Algo cruje detrás de mí y escucho que gritan mi nombre a lo lejos.

¡Cassandra, espera. Detente!

La voz es tan familiar que dudo por un momento en si debo continuar. Pero mi instinto de supervivencia me recuerda que esas criaturas tienen la gran capacidad de plagiar voces. Indagan en tus recuerdos, observan que se trate de alguien importante, escuchan, y después hacen todo lo posible para torturarte.

—Cassandra, detente—continuaron gritando—. ¡Cassandra!, ¡Cassandra!

Los aullidos se convirtieron en una bruma ensordecedora, peligrosa y acechadora.

Mis pulmones ardían como si tuviese fuego por dentro, mis piernas se debilitan con cada paso que doy a la velocidad que llevo, ya no podían más. Yo ya no podía más.

Tropiezo y caigo estampando mi cuerpo en el piso. En la tierra húmeda del bosque, su fuerte olor a moho inunda mis fosas nasales. Siento mi rostro arder y doler porque quizás me lastime. Mi cabeza palpita tan fuerte que me nubla el juicio. Estoy débil, tan, tan débil que no puedo ponerme de pie. No puedo respirar bien, y no puedo ver nada en medio de esta oscuridad. Lo cual, me comienza a marear.

Me llega un ligero olor a metal. Sangre. Oh no, no, por favor. Sangre, no por favor.

Siento una gota caer a mi cara. Y es entonces cuando siento su parecencia.

Cada uno de mis músculos se tensan que llegan a doler y comienzan a temblar por si solos. Mis vellos se erizan. Siento en mi columna una aterradora sensación.

No me atrevo a levantar la mirada, pero mi corazón late tanto en pavor que duele.

—Mi pequeña Cassie— Susurra.

—Shadowman.

Shadows Donde viven las historias. Descúbrelo ahora