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"­ —Papi, ¿estás bien?

   —Estoy bien princesa.

   —¿Por qué lloras?

  —A veces los adultos tenemos alguno que otro problema y no encontramos manera de solucionarlo, es por eso que tengo que hablarte sobre algo muy importante ¿Si? —Su voz se escuchaba quebrada y a la  vez inundada de miedo­—

    —Si papi. ¿Qué quieres decirme?

   —Te amo Gaily, quiero que siempre lo recuerdes. Si algo pasa, concurrirás a Clifford ¿De acuerdo? Él te va a proteger, no temas, nunca te rindas, se fuerte y sobre todo, cree en tus principios. Todo va a estar bien."

Aun así he podido sobrevivir. No me pregunten por mi padre, el jamás volvió luego de estas palabras.

Con ocho o nueve años mi cabeza no estaba lo suficientemente capacitada para pensar en todo lo que me rodeaba, analizarlo, y seguir adelante. Claro que no. Era una niña como cualquiera, a la que su padre le regalaba muñecas, que recibía un abrazo y caricias a diario, que su inocencia sobresalía aun en las situaciones más dramáticas.

Por más que lo que mencione anteriormente fuera verdad, aquella etapa vivida en parte era una angustia que no lograba descifrar en ese entonces. Hoy en día entiendo todo lo que me hizo mal. Entiendo él porque de las ausencias de mi madre en la madrugada y entiendo porque  era poco nombrada. 


Mi respaldo y mi protección era mi único tío, Clifford Pierce, el "dealer" en el narcotráfico, después de la repentina desaparición de mi padre. Era lo que nos había dejado, su cargo en el comercio de las drogas. 


Pasó el tiempo y superé ambas partes, no quería que llegara el momento, pero cuando así fue, junte el valor necesario para enfrentar todo lo que se aproximaba.


Era una chica fuerte y tan fácil no iban a lograr derribarme.


Estaba dispuesta hacerlo nada más ni nada menos que por mi padre. No esperaba que regresara, si no que algún día pudiera ver mi gran esfuerzo por él, como él lo hizo conmigo.

Housemaid [h.s]Where stories live. Discover now