Housemaid [h.s]

3.

 Comienzo a observar a mi alrededor, y puedo notar un enorme cuadro colgado por encima del respaldo de la cama, torso desnudo y pantalón negro. Podría estar todo el día observándolo, sí que era hermoso. Todo lo contrario a su hermano Thomas. ¿Cómo podían ser tan distintos? 

Una cama exageradamente grande, sabanas color bordó que combinaban con el resto de la decoración de la habitación, moría por pasar una noche en ese lugar.

Luego de unos minutos de observar esa lujosa suite, recuerdo que Harry estaba en el pasillo esperando que me cambiara. Rápidamente me coloco el uniforme ya que, si demoraba un poco más llamaría la atención.
Inevitablemente me choco con mi imagen reflejada en un espejo del tamaño casi de un placard. Para ser sincera no me favorecía mucho esa vestimenta, la parte de la pollera pasaba mis rodillas, me quedaba un poco grande de brazos y realmente transmitía tristeza usarlo. Por supuesto, es ideal para el trabajo de empleada doméstica, pero yo estaba ahí por algo más que eso.
Puedo arreglarlo, lo modificaría más a "mi manera".

Salgo de la habitación y noto que Harry no está. Miro a lo largo del pasillo y desembocaba en un pequeño balcón, su figura se reposaba sobre la barandilla mientras le daba unas pitadas al cigarrillo que tenía entre sus dedos.
Carraspeo levemente y voltea a verme, emite media sonrisa mientras me miraba.


— Te ves bien. —Dice con un tono algo burlón, sabía que no me veía para nada bien — Es el uniforme que usaba Samantha, que por supuesto le quedaba a su talla.

— Si no le molesta a usted y su esposa, lo llevare y modificare un poco más a mi medida para traerlo mañana. Me resulta un poco incomodo al ser unos talles más. —El atuendo no era lo primordial, al fin y al cabo sería la empleada doméstica. Pero sabemos que mi trabajo aquí además de servir y conocer el entorno del sr. Styles, era verme atractiva para el así poder conseguir su atención. Y lo lograría sacando provecho de mi físico.

—No es molestia para mí, Gail. —Qué lindo sonaba mi nombre viniendo de su parte...basta, debo concentrarme.— Ven, te mostrare el resto de las habitaciones.

Camino siguiéndolo por el pasillo, abre una de las puertas y se puede observar una amplia sala de gimnasio, muy bien equipada.

— Este es el gimnasio donde Georgina y yo hacemos una rutina diaria. Debes asearlo y reponer las toallas a diario.

Asiento con la cabeza y a pocos pasos abre otra puerta dejando ver un baño que incluso tenía jacuzzi.

— En planta baja hay un baño igual, quizá un poco más amplio. — Vaya que era una casa grande para tan solo dos personas — Y por aquí está la habitación de Lilith. — Quiero pensar que Lilith es un perro y no una niña.

Abre la puerta y por supuesto que era su hija. Ahora si puedo decir que estoy jodida. ¿Un hombre casado y con una niña arriesgaría todo por coquetear con la mucama? Muchas dudas vinieron a mi, entre ellas si mataría a Clifford o no por dejar pasar este pequeño dato.

—Qué bonita habitación —Dije observando aquel cuarto rosado y repleto de muñecas —¿Donde esta ella?

—Esta en el colegio, llega justo para la hora de almorzar. Tiene apenas 8 años, pero puedo afirmar que es una niña especial y con carácter fuerte. — Asiente con la cabeza mientras me advierte.

— No hay problema, me adaptare.

—Perfecto. Acompáñame a la cocina, te daré algunas indicaciones con respecto a las comidas.

Bajamos las escaleras y me enseña la cocina, cada mueble estaba ocupado con todo tipo de variedades para cocinar, desde utensilios hasta alimentos. En mi cabeza no paraba de alarmarme la idea de que soy pésima cocinando, podría limpiar o hacer lo que me pidieran sin problemas, pero cocinar no era mi fuerte. De todos modos intentaría dar lo mejor de mí, ya que este empleo debo cuidarlo para poder seguir adelante con el plan.

—Aquí hay una lista de las comidas que puedes hacerle a Lilith. Debes tener cuidado porque es celiaca y no puede comer nada que contenga gluten. — Fantástico, no sabía preparar ninguna de las comidas de esa lista, así que tendré que consultarle a internet. —Por otro lado, esta es una lista de comidas para Georgina y yo que varía según el día de la semana. Los viernes y sábados ella no estará presente por trabajo, así que deberás cocinar solo para nosotros dos.

¿Debía comer con el? ¿Acaso su esposa estaría de acuerdo? Me favorece, asi que estoy de acuerdo con eso.

—Bien, ¿Y Lilith?

— Los fines de semana tiene clases de patín y luego va a la casa de su abuela. Estaremos solos. — ¿Lo decía como algo bueno? Punto para mí — Esa puerta que ves al otro lado de la sala de estar es el baño y junto a ella mi oficina la cual ya pudiste ver. Paso gran parte del día allí, puedes entrar a hacer el aseo cuando quieras, este ahí o no. Manejo desde mi laptop y teléfono asuntos del estudio de abogados que tengo.

¿Abogado? Wow, una vida increíble para tener apenas 26 años. Supuse que con el estudio de abogados que tiene debe encubrir todas las acciones ilegales que hace, debía obtener más información pero todo a su debido tiempo.
Algo bueno es que podría ingresar a su oficina a hacer el aseo cuando quiera, pero debía ser precavida, no iba a ser tan fácil.

— Veo que tiene todo muy organizado. —Enseguida dudo de si debía decir eso o no.

—Trato de que así sea, de todos modos, amo los desafíos que se cruzan en mi camino. —Noto que tiene gran capacidad para decir cosas con doble sentido. Me queda mirando unos segundos logrando ponerme nerviosa, absolutamente nada me incomoda, pero este hombre sí.



Se escucha la puerta abrirse continuado de un grito "Papiii", era la niña. Inmediatamente corre a abrazar a Harry mientras el la recibe con una enorme sonrisa. Segundos después voltea a mirarme analizándome detenidamente. Quizá lo curiosa lo heredo de su padre.

—Papi, ¿Quién es esta mujer? — La verdad no parecía muy contenta.

—Lilith, ella es Gail, sobrina de Samantha y estará con nosotros ayudando en casa, cocinando y cuidando de ti cuando nosotros no estemos.

—Hola linda, un placer conocerte. —Digo amablemente mientras extiendo mi mano en forma de saludo esperando su respuesta, pero no la obtengo. Definitivamente no estaba contenta.

—¿Donde esta Samantha papá?

—Hija no seas grosera, ya hablamos de tu comportamiento. Sam ya no puede venir, por eso Gail estará en su lugar y quiero que seas amable con ella ¿Si?

—Está bien. Perdón Gail. —Sonrío aceptando sus disculpas, parecía una niña muy tierna, pero Harry tenía razón, con carácter fuerte. Solo espero poder llevarnos bien para que no interfiera con mi plan.

Mientras estaba calentando en el microondas la comida que había dejado Georgina para su hija, Harry me dice que me espera en el patio de la casa. Le sirvo el plato a Lilith y me encamino hacia donde él estaba, especulando que podría decirme.

—Tienen un lindo patio.

—Así es, pero tranquila que Jackson, el jardinero, se encargara tanto del patio como del jardín frente a la casa. No queremos sobrecargarte de trabajo.

— No hay problema, puedo hacer lo que me pidan. —Sr. Styles, le sorprenderia todo lo que puedo hacer.

—Es bueno saberlo...Quizá no deba preguntártelo a ti pero ¿Sabes por que Samantha renuncio? Trabajo muchos años en la casa, y se fue repentinamente sin explicación alguna. Solo le dijo a Georgina que en su lugar vendrías tu. — Mi expresión era de confusión porque Cliff no me había mencionado mucho, y no pensé en una respuesta a esto. — No me malentiendas, es un placer tenerte aquí.

—No, está bien. Mi tía ahora está cuidando de su esposo que le diagnosticaron una enfermedad terminal y quiere pasar el resto de estos meses con el — Lo admito, no fue mi mejor improvisación. —Es por eso que me pidió tomar su trabajo en esta casa, para que usted y su familia no estén en disgusto con cualquier extraña trabajando aquí.

—Uh, no tenía idea. Y háblame un poco de ti, ¿Vives sola? Porque aquí tenemos un cuarto de visitas donde Samantha solía quedarse los días que trabajaba hasta muy tarde considerando que vivía lejos de aquí. Puedes quedarte los días que quieras. Sam era parte de la familia y quiero que tu también lo seas.

Mierda. Era mi oportunidad.

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