—¿Por qué os peleabais en los vestuarios, entonces? —pregunto. La mirada de Douglas se clava en la mía, y por un momento, logro ver la confusión en sus ojos.

—¿De qué hablas?

—El día del partido. Os vi a Logan y a ti peleándoos en los vestuarios del instituto. ¿Por qué estabas tan enfadado? ¿Y por qué decías que te había destrozado la vida?

Se queda con la vista clavada en mí durante varios segundos. Entonces, sacude la cabeza y hunde el rostro entre las manos, dándonos la espalda.

—No puede ser —susurra. Miro a Harry, pero parece estar ausente—. ¿Sabéis...? ¿Sabéis la de veces que he repetido ese jodido momento en mi cabeza?

Nos observa a ambos durante varios segundos, con los labios fruncidos y los ojos húmedos. Ninguno de los dos dice nada.

—Es cierto que nos peleamos —asiente—. Y es cierto que me jodió la vida. Pero, ¿matarlo? Era mi amigo, maldita sea.

—¿Qué pasó? —pregunta Harry.

Douglas coge aire.

—¿Recuerdas la deuda que Logan tenía con aquellos tipos? —dice. Frunzo el ceño, porque no sé a qué se refiere, pero Harry asiente—. Fue a hablar conmigo porque el plazo terminaba la siguiente semana, y necesitaba pasta. Al principio me negué. Pero, tío, aquellos cabrones habían amenazado con matarle si no les entregaba el dinero. Me dijo que había realizado una apuesta con un tío en la que ganaría cien mil pavos, que me lo devolvería todo, y yo le creí. Así que le di mis ahorros para ir a la universidad.

—¿Que hiciste qué? —Harry abre mucho los ojos—. Pero...

—Lo sé, ¿vale? Fue una locura. Pero, ¿qué iba a hacer, si no? Esos tipos son unos desalmados, no habrían tenido ningún reparo en pegarle un tiro a Logan. Además —añade—, él ya había ganado varias apuestas anteriormente, así que confié en que aquella vez también lo haría.

—Pero no lo hizo —deduzco.

Douglas sacude la cabeza.

—Perdió todo mi dinero —explica—. Hasta el último centavo.

Cierra los ojos durante unos instantes antes de volver a abrirlos.

—Logan me lo contó el día del partido. —Se lleva las manos a la cabeza—. Maldita sea, ¿cómo pretendíais que estuviese? He estado ahorrando para ir a la universidad desde que era pequeño. Todo mi futuro se fue a la mierda. Le grité, le pegué, y le deseé toda la mierda del mundo.

Douglas se deja caer en el sofá y apoya los codos en sus piernas, entrelazando los dedos de sus manos.

—¿Sabéis lo jodido que es que tus últimas palabras hacia una persona hayan sido de odio y asco? —murmura, con la voz entrecortada—. Ahora Logan está muerto, y nunca podremos solucionar nada de esto.

Se hace un silencio sepulcral en la habitación. Harry se acerca a Douglas, se sienta a su lado y lo abraza.

—Lo siento, tío —dice—. No debería haber pensado que fuiste tú.

—Está bien, ¿vale? Estás desesperado. Todos lo estamos. Solo tenemos que seguir buscando, sea donde sea, y encontrar al capullo que lo mató.

Harry asiente. Después, dirige la mirada hacia mí y frunce el ceño.

—Allison, ¿ocurre algo? —pregunta.

Me froto la barbilla, pensativa.

—¿Quiénes eran esos tipos de los que hablabais?

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