—¿Y fue que me la trataron mal, mija? —preguntó su padre. —No me diga que me la humillaron. ¿Salió por la puerta de atrás, Betty?

—No, papá. —le mintió.

—¿Entonces, todo está claro? ¿Todas las cosas en orden, como debe ser, mija?

—Sí, papá, todo bien, no se preocupe.

El teléfono de la casa sonó en ese instante, y fue don Hermes quien se apresuró a descolgar.

—¿Catalina, qué?

—Doña Catalina Ángel, es para mí. —reaccionó Betty de inmediato y su papá le pasó el teléfono. —Aló, doña Catalina. —contestó.

—Betty, ¿ya alistó su maleta?

—No, acabo de entrar a mi casa, pero ya me pongo a alistarla. —aseguró.

—Betty, mire, ya estoy aquí en el aeropuerto despachando una gente que va para Cartagena. Mire, nuestro vuelo sale en una hora, tiene que venirse ya. Yo le tengo aquí su pasaje. Tráigase ropa liviana y como para noche, ¿ok?

—Bueno, doña Catalina. ¿Y en dónde nos encontramos?... en la zona VIP... Bueno, ya salgo para allá. Gracias, doña Catalina.

Terminó la llamada y le pidió ayuda a su mamá para alistar el equipaje; no tenía mucho tiempo y debía llegar al aeropuerto cuanto antes.

Don Hermes la detuvo cuando escuchó que iba para Cartagena, y le cuestionó a quién le había pedido permiso para ese viaje.

—Ay, papá, usted ya me había dado permiso para ir a Miami. —rezongó Betty, y mientras don Hermes se ponía terco, alguien llamó a la puerta.

—Mija, ¿usted espera a alguien? —preguntó doña Julia.

—No, mamá. —respondió Betty, extrañada.

—¿Y usted, Nicolás?

—No, doña Julia, ¿cuándo ha visto que me vengan a buscar acá...? Ni porque me la vivo aquí. —respondió riéndose.

El timbre sonó por segunda vez.

—Anda Julia, vaya a ver quien es, pero rápido. —la apuró don Hermes, y la mujer obedeció.

—Bueno, —dijo Betty —yo me adelanto a prepararme... acompáñeme, Nicolás. —le dijo, y ambos se dirigieron a la escalera, mientras doña Julia atendía la puerta.

***

Daniel tocó el timbre por segunda ocasión; al cabo de unos segundos, la puerta se abrió y una señora de baja estatura le atendió del otro lado.

—Buenas tardes, ¿qué se le ofrece? —preguntó la mujer.

—Buenas tardes. Busco a la doctora Beatriz Pinzón. ¿Ella se encuentra?

La señora abrió mucho los ojos.

—Este... sí se encuentra, pero... ahora está muy ocupada... perdón, ¿quién la busca?

—Daniel Valencia. Soy accionista en la empresa donde trabaja... o trabajaba, más bien, su hija. Usted es su madre, ¿cierto?

—Sí, señor.

—¿Podría decirle que estoy aquí? Necesito hablar con ella.

—Uy, señor, mire, lo que pasa es que de verdad está muy ocupada— comenzó a excusarse.

—Por favor, señora. —la interrumpió; estaba comenzando a exasperarse. —Dígale que es urgente, trataré de ser breve.

Ella lo consideró, como angustiada.

Fake Lovers: Un desenlace alternativo de YSBLF (Daniel x Betty)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora