Prólogo

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Abril, 2019.

El arrepentimiento llega, cuando las cosas están frente a ti. Cuando ya no puedes correr ni retroceder el tiempo para corregir un pequeño error.

Aquí...

Hay...

Dolor...

Miedo...

Angustia...

Asco...

Golpea mi rostro con tanta fuerza que el mundo pierde enfoque, todo se vuelve confuso, siento otro golpe y otro, me toma de la cintura y me levanta, pataleo con todas mis fuerzas, intento liberarme de sus brazos, estaba desesperada mis lagrimas salían descontroladamente, siento asco, lo aborrezco, grito todo lo que puedo me tira al piso y estampa su puño contra mi nariz y puedo sentir la sangre chocando contras mis labios resecos.

Duele.

Él se acerca peligrosamente hacía mí y mi llanto incrementa.

-Cállate maldita zorra, se que querías esto -murmuró contra mi oído- ¿o preferías que la otra zorra pagara? Sería tan fácil encontrarla.

Me quedo inmóvil, no puedo dejar de llorar, las lágrimas caen por mis mejillas y niego frenéticamente con la cabeza, no puede hacerle esto a mi hermana, jamás la expondría a algo como esto, ella no lo soportaría ya ha pasado demasiado, tengo que protegerla, tengo que salvarla, de la misma manera que me gustaría que me salvaran a mí y ruego al cielo que ella no. Me levanta con rudeza del suelo y me lanza a la cama, mi espalda golpea el mullido colchón y no hago nada más que quedarme quieta mientras sollozos rotos escapan de mi garganta.

-Así me gusta dulzura, quédate quieta -se sube encima mío y empieza a besar mi cuello, mientras desliza su asquerosa nariz hasta el punto en donde se une mi clavícula y este mismo, el miedo corre sin control apoderándose hasta del lugar más recóndito de mi ser.- Tu olor me prende... -susurra con una voz tan ronca y pastosa que hace que mi corazón vaya a una velocidad antinatural, pasa sus manos por mi cintura y con ese acto desliza mi camisa hacía arriba.

Estoy casi desnuda, solo llevo puesto mi ropa interior y veo como sus ojos recorren mi cuerpo descaradamente, siento asco y odio, mucho odio, porque no puedo hacer nada, no puedo contra él, mi rostro duele por los golpes y mis lágrimas queman cuando hacen contacto con estas, mi garganta arde de las veces que grite pidiendo ayuda, de las veces que le pedí a gritos que se detuviera, no puedo más.

Termina de quitar lo último que tenía puesto con sus asquerosas manos, esta sobre mi, estoy inmóvil, me siento incapaz de hacer algo, es ella o yo y... prefiero ser yo. Sabía que era una mala idea el que ella se quedase aquí, pero ahora no puedo hacer nada ya.

-Vas a querer más después de esto- murmura introduciendo su miembro sin un ápice de delicadeza y un grito se escapa de mis labios, me duele muchísimo- estás tan apretada, debí hacértelo antes -dice entre jadeos.

Y ahí es donde mi martirio comienza, lo hace de una manera tan bruscamente que siento que me va a destrozar, no puedo dejar de llorar y pedir que se detenga.

-Por... favor... d-detente- digo mientras jadeo de dolor.

Él en respuesta incrementa sus embestidas y gruñe, las lágrimas me cubre mi golpeado rostro, mi corazón parece que se me va a salir del pecho con la intensidad en la que late.

○○○○

Se desploma encima de mi, el sudor asqueroso de su piel se adhiere al mío. Ya satisfecho recoge su ropa y se pone su pantalón, yo me ovillo en mi sitio mientras torpemente trato de cubrirme, me abrazo a mi misma, sin dejar de llorar.

-En una hora regresa mi mujer -dice en un tono seco y duro- ni una palabra de tu puta boca oíste pequeña, si no me encargaré de que ella y esa mocosa terminen degolladas.

No puedo mascullar ni una palabra, por lo que él toma eso como una afirmación.

Se coloca la camisa y sale de la habitación dejándome destrozada. Me echo a llorar más por los sucesos que recién han transcurrido, el dolor me escuece el alma y ciertas partes de mi cuerpo, estoy asqueada y tengo sangre en mis partes combinadas con otros fluidos.

Estoy consciente que debo tomar algo para no quedar en un estado peor, ese desgraciado ni siquiera piensa en que me puede embarazar... También soy consciente de que mi hermana está con papá y que esté cerdo no puede hacerle nada...

Aquí es donde todo para mi se detona, estalla, no hay nada más que me pueda arrebatar la vida. Antes todo era distinto, todo se sentía feliz para mi, aquí ahora, nada es lo mismo no es ni siquiera la sombra de lo que yo era ni lo volveré a ser...

-Dios, ¿porqué a mi?- grito aún echa un ovillo- ya no soporto más...esto no es vida, nada lo es...-mas lágrimas salen de mis ojos y mi garganta se rompe más- esto ya es demasiado, no lo soporto...

Quiero morir, Me siento tan asqueada de mi misma, siento odio y repulsión hacia ese desgraciado...

Hueco... así esta mi interior. Esta vez, el abismo en mi alma se ha abierto por completo tragándose todo lo bueno y dejándome vacía, no hay nada.

Él acabó conmigo con mi inocencia, acabó con uno de los momentos especiales que debía recordar por toda mi vida, ahora esta manchado
Debo ser fuerte, pero no puedo...ya no.

No se cuanto tiempo pasa hasta que siento que he dejado de llorar, no por que no quiera hacerlo, simplemente ya no hay nada dentro de mi que quiera salir, estoy tan cansada, siento mis párpados pesados y lo único que quiero hacer es dormir y no volver a despertar, quiero olvidarme de todo, aunque sea unos momentos.

Sigo desnuda con golpes en mi cara que siguen doliendo igual o más que antes, estoy tan aturdida que lo único que hago es cerrar mis ojos y antes de caer en la profundidad del sueño dos palabras bombardean mi mente...

Me violó...

Y me dejé caer en un sueño perturbado por pesadillas agobiantes y recuerdos horribles. En ese preciso momento me di cuenta que jamás iba a volver a poder dormir en paz.

 Abismo Del Alma Where stories live. Discover now