Megan empezó a abrir sus ojos con dificultad. Sintiendo dolor en su cuerpo. Al abrirlos notó que estaba en una habitación amarillenta, como en una oficina acojedora y hogareña.
-Demonios-murmuró para ella misma . Se quitó varias cobijas que tenía encima y vió que atrás de ella había una pequeña almohada que decía Be Happy.
Pero su vista se enfocó en alguién que estaba frente a ella.
-Hola.
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Sonrió con fascinación un chico que se encontraba sentado en una silla observándola fijamente.
Ella lo miró con confusición, sonrió falsamente. Rápidamente señaló por detrás del chico para que este voltera, trató de levantarse y huír, pero al hacerlo cayó al piso de cara.
-Te recomiendo que no te muevas. Te dispararon algo que inmoviliza tu cuerpo, apenas te estás sanando.
-¿Dónde estoy?¿Quién eres tu?-preguntó aún confundida -¡¿Dónde estan mis amigos?!- gritó desde el suelo tratándo de levantarse.
El chico negó divertido alzando su mano frente ella, haciéndo que Megan se volviera a sentar en el sofá sin que moviese el cuerpo.
Ella se sorprendió al ver lo que el había hecho.
-¿Cómo hiciste eso?-preguntó.
-Antes de que preguntes otra cosa, quiero decir que es un placer conocerte Megan. De verdad. Wow. Estás bellísima- le alagó rascándose su nuca.
-¿Cómo sabes mi nombre?-ignoró aquel comentario.
-¿Bromeas? Sé todo sobre ti- el chico se repitió mentalmente lo que había dicho - Vaya. Me hizo sonar más raro que de costumbre-se rió aumentando la confusión de Megan.
-Tu voz...se me es familiar- se quedó pensando unos segundos hasta que lo descubrió. -¡Tu eres el que se está metiéndo en mi cabeza!.
-Y el que te sigue támbien-le guiñó un ojo.
Megan sacó sus garras levantándose de golpe para correr, pero de nuevo no pudo.
-Y como te conozco se que no te darás porvencida- rodó sus ojos acercándose a Megan. -Por cierto tus garras de hueso se ven asquerosas.
-No me toques-respondió haciéndo que se alejara.
-Tranquíla- llevó sus manos en alto.-Solamente te iba a ayudar- volvió a sonreír.
Ella siguió intentandolo. En vez de caminar, se arrastró hacia la puerta.
-Megan, Megan, Megan-negó cada vez que decía su nombre. El chico chasqueó sus dedos haciéndo que Megan empezara recuperar su fuerza. -Te dí tu fuerza. De nada.
