Juntos

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Todos lloraban desde la sala de espera, ninguno podía entrar. La abuela estaba aislada. No la veían desde hace 5 días.

El abuelo pudo entrar y estaba finalmente con ella, a su lado, con su mano sobre la de ella. El doctor se asomó por el vidrio de la puerta. No quería entrar, la preparación llevaba casi 10 min y tendría que gastar un paquete de traje y mascarilla, eso era un desperdicio. La abuela lloraba, asustada, cada vez más ahogada, le faltaba el aire, le dolía la cabeza de la fiebre y el pecho de tanto toser.

El abuelo seguía allí, junto a ella hasta que dio el último respiro con un fuerte dolor y esfuerzo... su amada había muerto.

Él sonrió y suspiró, la tomó de la mano y la levantó. Le dijo:

-Mi amor, tranquila, ya pasó todo. Podemos irnos.

La abuela lo miró a los ojos, y comenzó a llorar de alegría. No lo veía desde que los separaron hace una semana porque ambos estaban contagiados.

Ambos caminaron de la mano, sin dolor, sin remordimientos, solo con el amor que se tenían mutuamente. Atravesaron la pared y la lámpara del cuarto parpadeó.

Se fueron, juntos, para siempre. 

Fin

Fragmentos de amor.Where stories live. Discover now