En la penumbra

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Sumergidos en la oscuridad se amaron.

Leyéndose la piel como si tuviesen las retinas en la punta de sus dedos, apreciando la desnudez de sus cuerpos con los labios, con sus lenguas, y drogados con el olor de su lujuria.

Las miradas de deseo reemplazadas por sus gemidos y susurros.

Se amaron sin verse y sin saber el color de su piel: el tema nunca pareció importante.

Eran dos ciegos agonizando y naciendo en aquella habitación, sin saber de Sol ni de Luna, sin saber de brillo ni colores, pero con una pasión más ardiente que todos los veranos que habían pasado sin conocerse.

Nunca necesitaron ojos para enamorarse.

No pudo ser un amor a primera vista, pero fue un amor a primera voz. Él extasiado por aquella melodía verbal que le hacía pensar en el canto de los querubines. Ella cautivada por la gravedad de aquel tono masculino que le prometía protección y ternura.

Se amarían toda la vida, juntos en la penumbra.

Fin.

Fragmentos de amor.Where stories live. Discover now