"Muchachito de risa linda" 🌼Fargexby

"Buenos días"

— ¡Odio mi vida! —exclamó a la vez que corría como nunca antes en toda su maldita vida. Faltaban sólo dos minutos para que el autobús pasará y él apenas se encontraba saliendo de su casa.

David no quería pensar que el universo lo odiaba y por eso tratará de hacer su vida un infierno, pensamiento el cual cada vez era más difícil de creer, pues no es algo muy común que justo el día que tú alarma se descompone tus zapatos escolares sean destrozados por tu perro y la leche que desayunarias junto con un cereal se caducará, haciendo que tenga que ir corriendo hacia la parada del autobús en plena mañana helada y con un calzado el cual probablemente causaría que lo regresarán a casa, claro, solo si lograba llegar al instituto.

Dirigió su mirada por unos segundos hacia al cielo, viendo esas nubes densas las cuales amenazaban con dejar caer sobre él una fuerte lluvia helada en cualquier momento.

El chico ya casi llegaba a la parada para tomar el autobús, ya casi lo conseguía, podía sentir el éxito malditamente cerca, en unos instantes estaría sentado cómodamente dentro del autobús, con sus auriculares puestos y escuchando música mientras miraba por la ventana como la lluvia comenzaba a caer y a él no le importaría por qué estaría muy concentrado pensando en que al terminar las clases iría a comprar lindos materiales para terminar de hacer su preciado antifaz de búho.

Y justamente cuando ya estaba a casi nada de la parada; el autobús arrancó y se fue después de subir a sus pasajeros, los cuales en su gran mayoría eran estudiantes despreocupados, que charlaban tranquilamente de trivialidades las cuales no tenían mucha importancia en su vida, pero que aún así eso los había distraído lo suficiente como para no escuchar los gritos de David, quien suplicaba por qué pararan el autobús. Claramente nadie lo escucho.

Gradualmente dejo de correr, ya no tenía caso, aunque corriera o no, de todas formas llegaría tarde otra vez al colegio y regresaría a casa con otra nota hecha por algún maestro la cual trataría enteramente de lo irresponsable que era y de la poca disposición que ponía hacia los estudios, después recibiria un enorme sermón de su padre para posteriormente ser castigado, otra vez.

Sin muchas ganas, tomo asiento en el banco que se encontraba en la dichosa parada una vez que llego. Ya podía escuchar la voz de algún maestro dándole sermones y poniéndose a sí mismo como ejemplo de superación personal, también podía ver la mirada llena de desaprobación por parte de su padre una vez que llegara a casa con otra nota.

Soltó un largo y profundo suspiro mientras su mirada se perdía entre las densas nubes. No le quedaba de otra más que esperar quince largos minutos hasta que el siguiente autobús pasará y por fin logrará llegar al instituto, aún que por como se notaba el cielo, seguramente ni siquiera llegaría completamente seco.

— Buenos días —escuchó una voz algo chillona al lado de él, y en cuanto volteó a ver quién era, se topó con la delgada figura de un chico unos cuantos años menor que él, notoriamente bajito y con el mismo uniforme que él, aunque para ser honesto, nunca antes lo había visto en el instituto así que probablemente se tratase de un chico nuevo. Tal parecía que no sería el único en llegar tarde ese día—, disculpa ¿Ya ha pasado el autobús?.

— Mala suerte tío, justo hace un minuto paso —respondió de tal forma que cualquiera pensaría que el hecho de llegar tarde no le afectaba en lo más mínimo, aunque realmente era todo lo contrario.

El chico recién llegado parecía tener un debate interno entre intentar entablar una conversación con ese despreocupado desconocido o simplemente sentarse al lado de este en un completo y absoluto silencio por los siguientes trece minutos mientras esperaba al autobús, aunque finalmente se decidió por la segunda opción, no por qué el desconocido le pareciera raro o algo por el estilo, sino que tal vez para el contrario le resultaría incómodo que un completo extraño intentase entablar una charla con él.