Climb Up The H Of The Hollywood Sign

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Cielo Drive, Los Angeles, California, 1946

—Todos vienen a mi por lo mismo.—dijo mientras me ofrecía un cigarrillo y lo tomé.—Quieren esto, quieren aquello...—sostuve el cigarrillo con mis labios mientras él me lo encendía y le di una profunda calada.—Políticos ,celebridades, empresarios, deportistas...hay tantos nombres en mi lista que podría decir que prácticamente forjé esta ciudad como lo conocemos hoy día.—exhalé el humo mientras lo escuchaba atenta.—El deseo de poder data de miles de años atrás y desde que las personas, somos personas, ansiamos con saborear que se siente tener tanto poder, ser aclamado y que todos sepan tu nombre.

Se arremangó las mangas de su camisa y caminó hacia la repisa donde reposaban diferentes antigüedades.

—Es algo que está en la naturaleza humana. Todos queremos ser reconocidos.—abrió el estante y se quedó observando su contenido.—Pero sólo unos pocos logran destacarse, ¿sabes por qué pasa eso Cordelia?.—se giró para verme, negué.—Porque no todos quieren pagar el precio.—sonrió de lado y volvió su vista al estante.

—Ya te dije que estoy dispuesta a todo.

Se acercó de nuevo al escritorio, dejando sobre este una tiara de diamantes. Miré aquel objeto y luego lo miré a él.

—La reina Victoria de Inglaterra. Pasa a la historia cómo la monarca que más a reinado en la historia del Reino Unido...la época victoriana, ese es el nombre que se le otorga a la época bajo su mandato, recuperó el prestigio de la corona inglesa convirtiéndolo en el imperio más grande de Europa.—miré la tiara de nuevo sorprendida con el relato que estaba escuchando, le di una calada a mi cigarrillo.—Llegó a ser reina muy joven y hubo un momento en el que Inglaterra amenazaba con derrocarla...estaba perdida y alguien le habló de mi.—mi mirada viajó hacia él rápidamente.—Convencida me pidió ayuda y se la otorgué.—asintió mientras sonreía.—Me dijo exactamente las misma palabras que tú.

—¿Cuantos años tienes?.

—La edad es relativa.—respondió mordiéndose el labio recorriendome con la mirada.—Así como tú mientes diciendo que tienes veinte yo te mentiré diciendo que tengo...¿qué edad crees que tengo?.—preguntó mirándome divertido.

—¿Veinticuatro?.—respondí dudosa.

—Veinticuatro tengo.—asintió guardándose las manos en sus bolsillos. Miró el cigarrillo que tenía entre mis dedos y que se había consumido casi que por completo.

Maldije en voz baja apagándolo contra el cenicero.

—Mira, no tengo mucho para ofrecerte.—abrí mi bolso sacando mis únicos pendientes de diamantes que los había heredado de mi madre.—No quiero ser una reina sólo quiero ser famosa.—dejé los pendientes sobre el escritorio.

—Puedes conservar tus joyas, Cordelia. No es eso lo que quiero de ti.—cerré los ojos despacio porque sabía a lo que se estaba refiriendo.—Tampoco quiero tu cuerpo.

—¿Entonces que quieres?.—lo miré de nuevo.

—Te quiero a ti...

.....

No entendía nada de lo que estaba pasando.

Si no quería mi cuerpo ¿por qué me obligó a despojarme de todas mis prendas?. Estaba asustada pero convencida que esto iba a funcionar.

Elizabeth no me dio muchos detalles, ella sólo dijo que él concedería cualquier deseo que yo quisiera.

Sin importar que tan grande sea.

Hᴏʟʟʏᴡᴏᴏᴅ·s Bʟᴇᴇᴅɪɴɢ  | 𝙇. 𝙃𝙚𝙢𝙢𝙞𝙣𝙜𝙨Where stories live. Discover now