Capitulo 23

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Chaz pasó el resto de la noche en el sofá al lado del árbol.

-Vigilando los regalos -dijo animado-. El pequeño ayudante de Santa Claus.

A la mañana siguiente, mientras todos los de la casa se ponían en pie, se paseó por todas partes decorando todo con muérdago, del que había comprado una buena provisión.

Los niños saltaban de excitación y los adultos se reunieron alrededor del árbol para empezar la ceremonia.

Emma estaba entusiasmada con sus regalos. _____ le había comprado todo lo que podía desear su corazón de bailarina, desde una malla para ensayar y medias hasta un tutú de satén y un par de las mejores zapatillas de bailarina. Emma enseguida subió para bajar vestida con el tutú y las medias. Hizo una reverencia ante el aplauso general y anunció que pensaba pasarse el día vestida así. A _____ le dio un vuelo el corazón, pero sonrió. Emma podía soñar y nunca tendría por qué saber que su sueño no se haría realidad.

Cuando los niños habían esparcido todos los papeles de colores brillantes por la habitación, los mayores empezaron a mirar sus regalos. _____ tuvo dos sorpresas. En vez de las cintas que había pedido, Emma y Justin le habían regalado un equipo de discos compactos de último modelo y versiones de casi cada opereta y musical de la historia de la música.

La segunda sorpresa fue otro juego de regalos y tarjetas.

-Feliz cumpleaños -dijo Kendall al dárselas.

-Pero, ¿cómo sabías que era mi cumpleaños? -preguntó encantada.

Kendall y su hija intercambiaron una mirada. -Encontré tu certificado de nacimiento y se lo di a

papá.

-Es la mejor sorpresa que he tenido nunca.

Pero el mayor placer de todo fue que él no hubiera descubierto la fecha de su cumpleaños a través de sus informes laborales. En vez de eso, le había pedido a Emma que lo averiguara.

Una rama del muérdago de Chaz colgaba justo encima de su cabeza. Hubiera sido tan fácil para Kendall hacer uso de la tradición y besarla... pero aparentemente no se le ocurrió. Le apretó el hombro con amabilidad y susurró:

-Siempre que te guste...

Y el momento pasó.

La casa era un hervidero de gente. _____ no consiguió estar un momento a solas hasta la hora de cenar. Se escapó a la cocina y se dispuso a preparar una taza de té. De repente, se sintió deprimida. El día casi se había acabado y Kendall no había hecho caso del muérdago. Con un suspiro, contempló los platos sucios.

-No te preocupes. Le prometí a Nora que lo haría yo -dijo una voz animada.

-Hola, Chaz. No me digas que la fiesta ha sido demasiado para ti también. Has nacido para las fiestas.

Él se abanicó.

-Incluso un cortesano necesita cinco minutos de paz. ¿Estás preparando té?

-Sí. Estará listo en un minuto.

Mientras lo preparaba, era vagamente consciente de que Chaz estaba por encima de su cabeza, pero no tenía ni idea de lo que estaba haciendo hasta que miró a su alrededor para buscar la leche y le vio mirándola con sonrisa pícara.

-¿Que pretendes, Chaz?

-¿No ves lo que hay encima? -preguntó él con inocencia.

_____ alzó la vista hacia la luz, donde Chaz había colgado otra rama de muérdago de la pantalla de metal. Antes de poder detenerle, ya la había rodeado con sus brazos para darle un beso en los labios.

Mi Mejor NOCHE DE BODAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora