Capítulo 8- Una vez más.

Start from the beginning
                                    

-¿Dónde está el gilipollas?- Decía Noah detrás mí. Le apreté la mano cuándo lo oí decir esas palabras, y me giré enfadada.

-Noah, por favor, esta es su casa. Ya lo hemos hablado nadie sabe nada, así que tienes que tratarlo bien.-

-Lo sé, lo sé. Sólo preguntaba.- Una sonrisa pícara se dibujó en su cara.

Solté un rugido, me giré dramáticamente y seguí arrastrándolo hacía la casa. Hoy no estaba de humor, me había puesto con la regla y notaba como las hormonas se removían dentro de mí, y me hacían convertirme en un monstruo capaz de comerse a todo el que le cuestionase cualquier cosa.

Nick, mamá y Denisse, y justo enfrente Noah y yo. Notaba cómo Nick hacía un análisis exhaustivo de Noah, se fijaba en sus zapatos, en su pantalón, su camisa, incluso si tenía los rizos bien definidos, obviamente él entendía de eso. Después de 3 segundos intercambiando miradas incómodas, decidí hacer presentaciones, aunque todos se conocían a la perfección. Le había hablado mil veces de Nick, de Denisse y de mi madre, como la que más.

-Eres un muy guapo Noah.- Denisse le agarraba del brazo y lo arrastraba al interior de la casa.- Has llegado a tiempo para el bizcocho que hemos preparado. En realidad lo he preparado yo, si está bueno el mérito es mío.- Susurraba. Y Noah contestaba amablemente.

Vale. Vale. Las cosas progresaban adecuadamente. No tenía miedo de que Noah no encajase en la familia. Noah es un chico entrañable y fácil de conocer, es abierto y muy educado así que sabía que se ganaría a mi madre y a Denisse en un santiamén. Temía más por Nick, a veces se ponía un poco protector con los chicos con los que salía. Con 10 años, invité a un chico que había conocido en la playa a mi cumpleaños y Nick y Joe se dedicaron a hacerle la vida imposible. Recuerdo que Denisse tuvo que llamar a su madre porque misteriosamente se había dado un golpe en la nariz y no paraba de sangrar. Pequeños psicópatas.

Entré al porche, bajo la atenta mirada de Nick, que seguía apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados. Este se puso en mi camino y me miró desafiante.

-Hemos hablado varias veces y nunca me has mencionado que tenías novio. Siempre me jurabas que ese tal Noah era sólo tu amigo.- Nick me miraba fijamente.

-Te mentí.- Dije encogiéndome de hombros.- Realmente llevamos poco tiempo, y no quería contárselo a nadie.- Empecé a agarrarle los brazos, firmemente cruzados, y a ponerle cara de perro abandonado.- Perdón.-

-Te perdono pero, esto me huele raro.- Decía mientras me besaba la frente y se dirigía a la cocina.

Arrugué fuerte la cara y apreté los puños. Relax, Lauren, todo va a salir genial. Tomé paso firme y entré en la cocina. Noah me sonreía con toda la boca llena de migas de bizcocho, tan adorable como siempre. Mi madre y Denisse no paraban de hacerle preguntas pero no se le veía incómodo así que decidí no intervenir. Nick se servía un zumo mientras seguía estudiando a Noah en la distancia.

-Nick, se amable por favor.- Dije mientras me subía encima de la encimera y lo observaba guardar en zumo en la nevera.

-¿Qué? Pero si no estoy haciendo nada.- Sonreía con pillería. Y bebía zumo para disimular esa sonrisa que se le escapaba.

De pronto sonaba cómo se abría la puerta y acto seguido se cerraba de un golpe. Sin duda, todos sabíamos quién era, sólo él cerraba así de brusco la puerta de la casa. En verano, uno de los días que venía borracho o enfadado, casi todos, cerró con tanta fuerza la puerta que cayó un jarrón que había en la mesa del hall. Resultaba que ese jarrón llevaba años en la familia, y fue la bisabuela de su padre quién se lo regaló. Fue un acontecimiento de lo más ajetreado.

Y de nuevo tú- Joe Jonas. {PAUSADA}Where stories live. Discover now