s i e t e

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Otro día, uno muy aburrido. No tengo memoria de lo que hice ayer, la cosa es que estoy en mi cama, y al lado mío está la boba de Aimé.

Le empecé a peñiscar pero ni un caso me hizo. Alcé una ceja y llevé mis manos a sus costados e hice lo que más odia, las cosquillas. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba despierta y levantada. Eso si fue rápido.

— ¿Qué te sucede? — habló más entrecortado porque se estaba estirando.

Me levanté a los segundos que ella y fui directo al baño, me lavé la cara y me cepillé los dientes. Lo que más odio es hablar en la mañana sin haberme lavado los dientes. No me habré tardado más de 10 minutos. Y finalmente salí del baño.

— Hey, me estás ignorando.

— Hermana, eres mi mejor amiga de años, ya deberías saber que no me gusta hablar en las mañanas con sendo tufo.

— Oh, verdad.

Le mostré la lengua y le sonreí, yendo a la cocina mientras ella me seguía.

— ¿Me harás de comer, verdad? — apareció frente mío mientras hacía un pequeño puchero con sus labios y jugaba con sus dedos.

— ¿Debería? — alcé una ceja mientras llevaba una de mis manos a mi cintura.

— Claro que sí, eres mi mejor amiga, tienes que alimentarme, o moriré y luego andaré cómo un fantasma por ahí molestando gente.

— No sé porque te creo, pero bueno, está bien.

Asintió y saltó emocionada. Ni yo me preparo bien el desayuno y esta quiere que se lo haga a ella. Busqué los individuales y saqué dos, que colocó en la mesa.
Fui y busqué las tazas, platos y cubiertos. Y dejé estos sobre los individuales.

— Espera, Aimé. ¿Vas a tomar qué...?

— Eh... — Esa burra ya se encontraba encendiendo la televisión por ende, se giró a verme con una sonrisita en los labios. — Quiero cereales con leche.

Llevé mis manos al puente de mi nariz y solté un bufido molesto.

— Lo hubieses dicho antes, ahora por pava te comerás solo lo que te alcance en la taza. — Con mi dedo índice apunté a la mesa dónde se encontraba su puesto.

— Uh... Bueno, pero no te enojes.

Volví a la cocina y busqué en el refrigerador la leche y la dejé en un mueble que se encontraba ahí, saqué la mantequilla y el dulce que estaban ahí.

Tomé pan y lo abrí para colocarlo en el tostador. Mientras tomaba las cosas que había dejado en aquél mueble y lo dejé en la mesa dónde se encontraba el resto de las cosas. Fue ahí dónde me di cuenta que ni había tomado mi móvil. Ya hasta se me había olvidado dónde lo había dejado. Me alcé de hombros, no iba a dejar lo que estaba haciendo por buscar mi móvil, una cosa si sé, no se perdió porque yo lo tenía en mis manos el día de ayer, aquí en la casa.

Y escuché el sonido que hacía el tostador, fui con un plato y saqué las dos rebanadas de pan. Y volví a colocar dos. Para que nos quedaramos con hambre, llamé a esa burra para que se siente para que por fin podemos desayunar tranquilamente cuando me di cuenta de que la muy bruta estaba con mi celular. Parece que no me escuchó entonces me fui acercando lentamente hacia ella para ver qué estaba en mi Instagram en los mensajes con Sanemi. Es ahí donde entra un pánico y la asusté provocando que ella tiene mi celular lejos, la miré mal y le pegué un zape.

— ¡Idiota, cómo tu no lo compraste!

— ¡Tú tuviste la culpa por asustarme!

— ¡Claro que no, fuiste tú, andas revisando celular ajeno!

— ¿¡Quién dijo eso!? — se hizo la ofendida llevando una de sus manos a su pecho.

— ¡TE VI! — elevé la voz mientras la apuntaba con mi dedo índice.

— ¡Ay, sí!

— Jo... — se me fue bajando el enojo mientras iba a buscar mi celular y le miraba mal, luego de tenerlo ya ni manos me fui a sentar para por fin poder desayunar tranquilamente.

— ¿Me prestas tú celular?

— Ya nada, y siéntate a comer, maldita.

— Bueno, bueno..

Y así terminamos de desayunar, entre risas, porque sí, no me dura mucho el enojo con ella. A parte no tenía nada interesante en el chat con él. Ella se tuvo que ir a su casa a bañarse y a cambiarse de ropa, no sin antes dejar lavado todo lo que ocupamos.

En ese momento justo me llegó un mensaje de Iguro, diciendo que estaba aburrido y que si yo tenía planes para hoy, cosa que le respondí diciendo que no, no tenía, y quedamos para que venga a mi casa, Por más que yo insistí en que nos juntamos en el parque o en el centro comercial.

Y es ahí donde nuevamente yo, Shiori. Entré en pánico si bien la casa estaba limpia porque no soy sucia ni mi mamá nos gusta el orden la mayor parte del tiempo. Yo me encontraba sucia, o sea, no me he bañado aún. había dicho que proximadamente iba a tardar 25 minutos en llegar cosa que agradecí porque no soy de tardarme tanto en la ducha. Así que creo que soy como la hermana pérdida de flash, me bañé ultra mega rápido y me coloque la mejor ropa.

No sé porque se me pasó por la cabeza a limpiar mi cuarto cosa Que obviamente sí hice. Porque gracias a Aimé, Todo estaba sucio O sea no tanto pero sí. Porque era muy cochina cuando viene no ordena lo que deja desordenado. Ella es peor que yo ahora que me doy cuenta pero mi mamá la sigue tomando de mejor ejemplo.

Y justamente ahí fue donde escuché contacto un toc toc, vi mi cabello en el espejo dándome cuenta que estaba todo bien estaba seco estaba con rico olor también. Y obviamente no lo hice esperar.

— ¡Iguro! — grité como una niña pequeña Al momento de abrí la puerta. Dejando verlo junto a Kaburamaru.

— Shio, hola.

❝ Imagination. ❞ ; Kimetsu No Yaiba. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora