Capitulo 1: El comienzo

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El bus había frenado justo frente del edificio, me baje y me dirigí a la entrada.

La recepción se hallaba vacía, usualmente el portero estaba ahí esperando a los inquilinos, no le di mayor importancia y me dirigí al ascensor, marque el piso 6 y lentamente este comenzó ascender.

Al llegar a mi piso fui hacia la última puerta a la derecha. Tome mis llaves y comencé abrir las cerraduras, con un último "clic" empuje la puerta y entre a mi domicilio.

Lance mi abrigo al sofá y camine hacia la cocina. El estómago me rugía y rogaba por comida así que coloque el recalentado de anoche en el microondas.

De repente unos golpees llamaron mi atención, provenían del departamento del lado.

―¿Enserio que los vecinos no pueden ser más silenciosos?

Los golpees seguían, así que de la misma forma que ellos golpeaban, con mi puño golpee la pared.

―¡Eeeh hagan menos ruido no todos queremos saber si están cogiendo o no! ―Grite haciéndome notar para que por lo menos bajaran el volumen.

Los golpees habían cesado y escuchaba como abrían la puerta para marcharse, supongo que mis golpees si habían servido de algo.

El recalentado ya estaba listo, pero faltaba la bebida, el agua de la llave últimamente salía de un tono café así que no era una opción beberla.

Cuando me dirigía a la puerta un sonido llamó mi atención, como un sollozo, como una palabra casi imperceptible.

"Ayuda".

El sonido venia de fuera así que mire por el rabillo de mi puerta, ahogue un grito, mi vecina estaba en el suelo siendo devorada por su novio.

No podía hacer nada por ella, aunque la sacase de allí moriría desangrada, sabía que aún estaba viva veía como sus ojos se cerraban y volvían a abrir.

Yo no era tonta sabía lo que ocurría, un virus mortal que arrasa con casi la mitad de la población en un par de semanas y mi vecina siendo devorada por su novio, ambas cosas estaban relacionadas entre sí.

Era lógico que tendría que salir de mi departamento lo antes posible. Tenía dos puntos a favor, el primero era que cuando me mude mi padre me obsequio un revolver con dos cartuchos de recarga en caso de emergencia, el segundo es que a los nueve alucinaba con que éramos vigilados por ladrones así que durante meses le rompí los huevos a mi padre rogándole para que me metiera en esos cursos de defensa personal, había aprendido a dar un buen par de golpes y utilizar cuchillos como una maldita experta, vaya hija loca a la que habían criado.

Por otro lado, tenía una desventaja enorme, no sabía nada acerca de los contagiados como mi vecino, ¿Qué tal si su piel era dura como una roca o que fuese híper elástica?, además no sabía cuanta fuerza tenían y si eran rápidos o lentos.

Lo primero que debía hacer era empacar mis cosas y largarme de este edificio repleto de quién sabe cuántos contagiados. Fui hacia mi habitación, tome mi mochila, guarde algo de ropa y toda la comida que me cupiese junto algunos cuchillos de cocina, que aunque fuesen pequeños servirían para defenderme en cualquier caso.

Tome mi abrigo, coloque el revólver junto con los cartuchos en el bolsillo interno y rasgando con precisión la tela interna hice un gran agujero donde cabria el machete que me compraron cuando hice aquel curso de defensa.

Me puse la mochila, acomode mi abrigo y me arme de valor, estaba lista para salir.

Con cuidado comencé a abrir la puerta de mi departamento, a pesar de que lo hice despacio y lo más silenciosamente mi vecino me oyó y volteo para atacarme. Se paraba rápidamente y comenzaba a trotar hacia mí, no era muy rápido pero tampoco lento, cuando ya estaba a un metro con fuerza le hundí el machete en el cráneo, su cuerpo cayo inmediatamente.

Mis manos, no, mi cuerpo entero tiritaba por lo que acaba de hacer.

Me acerque a mi vecina, respiraba lentamente y de pronto dejo de hacerlo. Coloque la yema de mis dedos en su muñeca buscando algún pulso, pero no halle nada, había muerto y por lo menos no sufriría más.



Dead runner.Where stories live. Discover now