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Mariah entro con cuidado a la habitación y sonrió cuando vio a la chica dormida en el sofá abrazando un conejo de felpa

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Mariah entro con cuidado a la habitación y sonrió cuando vio a la chica dormida en el sofá abrazando un conejo de felpa. Antoine le había pedido personalmente que cuidara de ella y procurara que se sintiera cómoda dentro del castillo ya que ella era la única que conocía su situación a fondo.

Dejo todos los sacos del uniforme recién almidonados en el perchero del siglo XVIII que adornaba la habitación y dejo en la mesa de café una bandeja con una gran taza con humeante té, todo iba perfectamente bien hasta que esta se resbalo de sus frías manos causando un despertar caótico para la castaña.

Mariah se había quedado sin habla cuando vio sus facciones y por un momento tenia la intención de gritar, ahora entendía la razón por la que Antoine le había pedido a ella que se hiciera cargo.

¿cómo era posible?

Era imposible que una persona americana tuviera ese rostro, era imposible que una persona tuviera las mismas facciones que Margaret Halloway.

Era como si la pintura que estaba en la oficina la viera directamente a los ojos, era como si ella estuviera frente a ella.

Los ojos verdes eran igual de fríos y llenos de vida, lo único diferente en ella era el color cobrizo que cubría su cabellera.

"¿Quién eres tu?" Pregunto asustada.

"Lo lamento Delilah, soy Mariah... el director me puso a cargo de tus necesidades."

"¿Mis necesidades?"

"Limpiar tu habitación, cuidar tus alimentos, tu uniforme... cualquier cosa que necesites solo llámame."

"¿También es un servicio que incluyen las suites de la realeza?" hablo riéndose y Mariah sonrió.

"¿Conociste a Charlotte?"

"Al parecer un pelirrojo de ensueño pudo haber sido mi vecino."

"En realidad, estoy segura de que nunca han puesto un pie sobre las tierras del colegio." Respondió susurrando y Delilah rio. "¿Te gusto tu habitación? hoy recibiremos unas cuantas cajas desde la ciudad para completarla"

"No es necesario, ya es perfecta" La chica se acerco bostezando a la mujer que intentaba recoger los pedazos de porcelana francesa que estaban en el piso.

"¿Estas bromeando? no hay nada de decoración y solo tienes una lampara del siglo pasado"

"Nunca había tenido una, realmente no quiero molestar" Ambas terminaron de recoger los pedazos de porcelana que en algún momento había sido una hermosa taza traída desde Francia y Mariah sonrió ante la inocencia de la adolescente.

"¿Una lampara?"

"Una habitación." Hablo tranquila al mismo tiempo que se levantaba del suelo. "Yo dormía en un sofá con otras niñas."

La sonrisa de Mariah cayo lentamente y un nudo se había creado en su garganta, sabia que Delilah venia de un orfanato... ella no podía imaginarse a una chica tan carismática y amable pasando por una situación así.

Miss AmericanaWhere stories live. Discover now